EL POEMA PERDIDO POR RICARDO GONZÁLEZ VIGIL DEL POEMARIO VIDA COMPARTIDA: POESÍA ELEGIDA.
EL POEMA PERDIDO POR RICARDO GONZÁLEZ VIGIL DEL POEMARIO VIDA COMPARTIDA: POESÍA ELEGIDA.
Adormecidas estas letras comienzan a aflorar se desperezan al entretejerse alborozadas unas con otras (tú en mí yo para ti: reconocimiento mutuo) convocadas por las tinieblas de la condición humana semejan el estallido de la luz en expansión corren vuelan se disparan y rompen filas
en busca del poema perdido.
Ese poema que se esconde en el meollo mismo de todas las palabras alfa y omega deletreado por los poemas que no se pueden olvidar porque existen desde siempre en el edén perpetuo de la memoria (cuando liberada de su condición de sísifo se transfigura en lázaro: orfeo vuelto dante proust vallejo triunfal).
Poema más allá de la música de las esferas de las imágenes arquetípicas de la espuma anadiómene en la fuente castalia sin esplendor de la forma sin la mentida perfección del mensaje autotélico: puro Espíritu que dice todo que todo escucha encarnado en todas las cosas trascendiéndolas a todas ellas inalcanzable aunque al alcance instantáneo del amor más real que lo real ojo en paz de la tormenta:
Originalmente publicado en Revista Kametsa: Cuando muere la niebla, la segunda novela de Nilton Maa, sorprende por su capacidad de sintetizar en pocas páginas un conjunto heterogéneo de temas y perspectivas. Pocas obras logran un balance tan adecuado entre experimentación y emotividad. Así, la feroz batalla entre dos pandillas sirve de eje para articular múltiples…
Cuando muere la niebla, la segunda novela de Nilton Maa, sorprende por su capacidad de sintetizar en pocas páginas un conjunto heterogéneo de temas y perspectivas. Pocas obras logran un balance tan adecuado entre experimentación y emotividad. Así, la feroz batalla entre dos pandillas sirve de eje para articular múltiples historias cuya temporalidad se yuxtapone y que, juntas, ofrecen una panorámica del tránsito de la niñez a la vida adulta en la periferia urbana de Lima.
Meses atrás, cuando conversaba con Nilton, me comentó que tenía interés en escribir sobre su infancia y la situación de violenta precariedad que sufren aquellos que viven en los márgenes de toda gran metrópoli. Pero quería también dar testimonio de la fortaleza y creatividad que florece –a veces invisible– en estos espacios, nebulosos por naturaleza. Ambos elementos, presentes en su segunda novela, la sitúan entre el testimonio y la autoficción. Pero, sobre todo…
Recuento literario 2022 | «En los libros somos libres»Escribe: Ricardo González Vigil | Un año en el que César Vallejo, a razón de los 100 años de «Trilce», marcó la pauta libresca.
También hubo rescates, reediciones y justas consagraciones.
La admirable producción editorial nuevamente fue el mayor oasis de liberación humanizadora en el marco (no solo deslucido en conmemoraciones cívico-patrióticas, sino cada vez más calamitoso en todos los campos: político, económico, sanitario, educativo, etc.) del Bicentenario de la Proclamación de nuestra Independencia.
EL AÑO DEL CENTENARIO DE TRILCE
El acontecimiento principal fue la apoteósica celebración del centenario de Trilce, la cumbre máxima de la poesía vanguardista en español y una de las más altas del orbe en el siglo XX. Se multiplicaron congresos, homenajes y publicaciones en el Perú, Uruguay, Argentina, Estados Unidos, España, Francia, Inglaterra, etc.; la mayoría de ellos con la participación generosa del vallejista ejemplar que es Jorge Kishimoto Yoshimura.
Aplaudamos primero los aportes de los dos vallejistas que están investigando de modo más sistemático y riguroso la biografía y los textos publicados por Vallejo (incluyendo la recepción crítica que tuvieron): Carlos Fernández y Valentino Gianuzzi. Tardíamente, conocimos una contribución de 2021: la edición facsimilar de El tungsteno y el volumen (rico en datos desconocidos) Sobre “El tungsteno” de César Vallejo. Luego, circularon sus trabajos de 2022: César Vallejo y la revista Cultura infantil y una edición ampliada de César Vallejo en Madrid en 1931. Añádase la compilación La bohemia de Trujillo. Textos rescatados. Además, Gianuzzi actualizó el material crítico de la traducción al inglés de Trilce que efectuó con Michael Smith (en 2005), registrando su carácter conmemorativo: A centennial edition of the 1922 masterpiece.
Sobresale, asimismo, la fructífera labor vallejista de Gladys Flores Heredia. De un lado, editó y anotó escrupulosamente los 3 tomos del Expediente Vallejo: proceso penal seguido contra César Vallejo, precedido por el comentario jurídico del destacado vallejista Francisco Távara Córdova. De otro lado, publicó el número doble 7-8 de Archivo Vallejo, con las ponencias del IV Congreso Vallejo Siempre 2020 (realizado en Nueva York), y el número 10 de dicha revista, con las ponencias del V Congreso Vallejo Siempre 2022 (acaecido en Londres y Oxford); consignemos que Flores Heredia y Távara Córdova son los grandes gestores de la continuidad del Congreso Vallejo Siempre.
En lo concerniente a ediciones facsimilares de Trilce, Ricardo Silva-Santisteban nos obsequió una joya: las dos primeras ediciones de Trilce y la reproducción de las primeras versiones conocidas de los poemas trílcicos: Trilce [1922] / Trilce [1930]. Y Sinco Editores nos brindó una ed. facsimilar de Trilce acompañada de un volumen de lujo, bellamente ilustrado, con artículos sobre Vallejo, compilados por Marco Martos y Jaime Chihuán: Trilce, cien años de poesía.
Brilló sobremanera el rubro de ediciones de Vallejo con estudios preliminares: Poesía completa, edición de Luis Fernando Chueca; Narrativa completa, estudio de Jorge Valenzuela Garcés; Fabla salvaje, introducción de José Antonio Mazzotti; y Correspondencia completa, edición de Jesús Cabel.
Mención especial reclaman dos didácticos libros que ayudan a decodificar el dificilísimo Trilce: César Vallejo, Trilce, poema por poema, edición comentada de Víctor Vich y Alexandra Hibbet; y Julio Carmona, Vallejo para no iniciados II. Una lectura de Trilce (el tomo I, dedicado a Los heraldos negros, apareció en 2020). Súmense cuatro esclarecedores estudios: Camilo Fernández Cozman, Hacia una nueva lectura de Los heraldos negros; Samuel Cavero Galimidi; César Vallejo: transhistoricidad, semántica, ética y hermenéutica en Trilce; Fernando Jhoel López Saravia, La estética de lo grotesco en El tungsteno de César Vallejo; y Susana Cella y Lucas Peralta (compiladores), Mundo Vallejo.
No olvidemos, finalmente, resaltantes obras de creación en homenaje a Vallejo: la vibrante novela Film Vallejo: me moriré en París con aguacero, de Cronwell Jara Jiménez; las singulares voces poéticas de A partir de Trilce ¿Cómo se escribe a Vallejo cien años después?; y el hibrido textual (poético-narrativo-reflexivo) memorablemente plasmado, en comunión plena con Vallejo, por Jorge Ita Gómez: Ciliado arrecife donde nací.
BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA
Destaquemos Historiografía de la Independencia peruana en el año del Bicentenario de Wilfredo Kapsoli Escudero y Carlos Alberto Pérez Garay (editores); Independencia del Perú: la historia detrás de la historia de Jaime Miguel Taype Castillo; Parte de guerra: noticias de último minuto de la Independencia del Perú 1820-1821 de Marco Zileri (editor); La condena de la libertad. De Túpac Amaru II al Bicentenario peruano en seis ensayos y un colofón de Paulo Dricot y Alberto Vergara (editores); Pedro Vilcapaza en la revolución tupacamarista de 1780 a 1782 de Bonifacio Mamani Machaca y León Isaac Quispe Huaranca; y ¡Somos libres! De la “Marcha patriótica” de Lima al Himno nacional del Perú de Eduardo Torres Arrancivia.
IDENTIDAD NACIONAL
Sobre el tema medular de la identidad nacional, el cual se halla estrechamente vinculado con una conmemoración crítica del Bicentenario y de nuestra época republicana: Luis G. Lumbreras, Breve historia general del Perú; Heraclio Bonilla, La historia económica del Perú: del Tahuantinsuyo a la actualidad; Luis Enrique Sifuentes de la Cruz, Lima: El legado prehispánico y la presencia española, 2 tomos; Natalia Sobrevilla Perea (editora), Repúblicas sudamericanas en construcción; Fernán Altuve-Febres, Los conservadores; Róger Rumrrill, La Amazonía. Un destino por construir; Odi Gonzales, Nación anti; José Luis Renique, La nación radical: de la utopía indigenista a la tragedia senderista; y Carmen McEvoy y Gustavo Montoya, Patrias andinas, patrias citadinas. Consignemos, además, que en su monumental antología de la poesía quechua, Gonzalo Espino Relucé conecta el proceso poético con el marco histórico-político y la resistencia cultural andina: Harawinchis: poesía quechua contemporánea 1904-2021.
Párrafo aparte merece la comunión entrañable que Isabel Alvarez Novoa logra con nuestras raíces patrióticas, encarnadas en la manifestación cultural que más compartimos todos con orgullo regional y afirmación nacional: la culinaria. Esta vez ahonda en una cocina regional macerada por la causa de la emancipación (Zela) y, sobre todo, el rechazo al dominio chileno: Tacna, el sabor de la patria.
MEMORIA DE LA VIOLENCIA
El Lugar de la Memoria y la Inclusión Social ha publicado los seis primeros volúmenes de testimonios de familiares de las víctimas que fallecieron o desaparecieron durante la violencia política de 1980-2000. Los testimonios fueron sometidos a la consideración de un Grupo de Lectura integrado por el historiador Ulrich Mücke, la psicoanalista María Pía Costa y los narradores Juan Manuel Chávez, Karina Pacheco Medrano y Santiago Roncagliolo.
EDICIONES CRÍTICAS
El sello MYL siguió liderando este rubro, con Necesidad de dar buena acogida a las mujeres extranjeras / Memorias de una separación (textos traducidos al español por primera vez) de Flora Tristán, edición y traducción de Mónica Cárdenas Moreno; Artículos satíricos yde costumbres 1855-1884, de Manuel Atanasio Fuentes, edición de Víctor Arrambide Cruz; Julia de Luis Benjamín Cisneros, edición de Agustín Prado Alvarado; y La evolución de Paulina de Margarita Práxedes Muñoz, edición de Mariana Libertad Suárez.
Brillaron, de otro lado, La Florida del Inca, del Inca Garcilaso, edición de Carmen Mora Valcárcel; Paisajes peruanos de José de la Riva-Agüero, edición de Jorge Wiesse Rebagliati; e Hima-Sumac de Clorinda Matto de Turner, edición de Luz Vargas y Luis Naters.
REEDICIONES
Un gran logro fue la reedición facsimilar de todos los números de las dos revistas fundamentales que dirigió, en Trujillo, Marco Antonio Corcuera: Cuadernos trimestrales de poesía y Cuadernos semestrales de cuento. Cinco imponentes tomos que nos entregan Richard Cacchione Amendola y César Corcuera García (editores), precedidos por el comentario de Alberto Alarcón.
A su vez, se reeditó la tesis doctoral de José María Arguedas, Las comunidades de España y el Perú, con valiosos anexos de artículos y fotografías; el clásico antropológico de Juan M. Ossio, Parentesco, reciprocidad y jerarquía en los andes. Una aproximación a la organización social de la comunidad de Andamarca, espléndidamente ilustrado; el consagratorio primer poemario de Enrique Verástegui, En los extramuros del mundo, con fotografías de Billy Hare; y el magistral volumen de microrrelatos Luna de agua de Gerardo Garcíarosales, con apreciaciones críticas. Igualmente, la “edición definitiva” de País de Jauja de Edgardo Rivera Martínez; y una edición conmemorativa de los 40 años de La vida exagerada de Martín Romaña de Alfredo Bryce Echenique.
Y las reediciones con nuevos textos de La caza sutil, de Julio Ramón Ribeyro; El descuartizador del Hotel Comercio y otras crónicaspoliciales, de Luis Jochamowitz; y Horoskop, poemario de José Carlos Yrigoyen que apenas circuló entre nosotros en su primera edición (mexicana).
RESCATES
Escrita en francés, publicada en 1943, la lograda novela corta El niño del Metro, de la limeña Madeleine Truel, a pesar de la buena recepción que ha tenido en Francia, no había sido considerada hasta ahora entre los pioneros peruanos de la literatura infantil. Traducida al español por Nataly Villena y comentada por Hugo Coya y José Donayre Hoefken (su editor), su rescate está asegurado.
Dado que la primera edición peruana de Malambo de Lucía Charún-Illescas circuló tarde, mal y nunca, adquiere visos de rescate su reedición. Permitirá constatar que, además de constituir la primera novela de una autora afroperuana, merece figurar entre las mejores novelas hispanoamericanas escritas por mujeres.
GRANDES APORTES
ANTROPOLOGÍA: uno de los libros del año: Krzystof Makowski, Dioses y creencias del Perú prehispánico; tomo I, vol. I; edición bilingüe, traducción de Héctor Zapatero Denegri. Otro trabajo descollante: Karina Pacheco Medrano (editora), K’Intu: historias, memorias y recorridos de la hoja de coca. Antología, siglos XVI-XXI.
ARTE: Juan Javier Salazar, Paraguas existencial.
ARQUITECTURA: Miguel Guzmán Juárez (editor), Actas del I Congreso Internacional de Arquitectura Andina.
CINE: Isaac León Frías, Del clasicismo a las modernidades; y Cynthia Vich y Sarah Barrow (editoras), Cine peruano de inicios del siglo XXI.
DERECHO: Francisco Manuel Pantigoso Velloso da Silveira (editor): Tributación humana.
FILOSOFÍA: Luis Alberto Arista Montoya, La dimensión filosófica del pensamiento republicano de Jorge Basadre.
HISTORIA: Fernando Rosas Moscoso, La crisis del siglo XVII: un ensayo de nueva historia global; Juan Guillermo Lohmann Luca de Tena, Lima: las calles de la Ciudad de los Reyes; y Luis Enrique Cam: El corresponsal del Huáscar Julio Octavio Reyes.
LINGÜÍSTICA: Mario Montalbetti, Geometrías variables del lenguaje.
MISCELÁNEA: Harry Belevan, Textos, 2 tomos.
MÚSICA: Roberto Miró Quesada, Lo popular viene del futuro.
PSICOLOGÍA: José Luis Segovia y otros, Panorama de la investigación psicológica.
SOCIEDAD Y POLÍTICA: Carlos Alberto Pérez Garay, Intelectuales y poder político. La generación romántica en el Perú.
POESÍA
El deslumbramiento mayor: Variaciones Victoria de Carlos López Degregori ; los rasgos híbridos (poético-narrativo-reflexivos) del poema en prosa alcanza uno de los vuelos más hondos y temáticamente epifánicos de la poesía hispanoamericana actual. Al lado de él, fulgura la imaginación chamánica y neobarroca de Paul Forsyth Tessey, con dos entregas desmesuradas: Duendería y, mediante el heterónimo (más exacto: patarónimo, vocablo acuñado por su padre Alexander, a partir de la patafísica de Alfred Jarry) helenístico de Polínoo de Nisa, Aulós (con un dominio excepcional de texto de largo aliento). Completa este grupo, descollante, la sensualidad profanadora de Santa Rosa de Lima de Róger Santivañez, una cumbre de su personalísimo estilo neobarroco.
Cercano a dicho trío, brillaron Adonde mira el centinela de Miguel Ildefonso; La autonomía del retorno de Idaluz Solís Madrid; Un sol líquido de Diego Alonso Sánchez y El accidente y otros poemas de Renzo Porcile.
Resaltemos, además, una cosecha estupenda de poetas de reconocida trayectoria: Marco Martos, Mar del Perú; Abelardo Sánchez León, El tumulto del sueño; Luis La Hoz, Una flor amarilla; Jorge Eslava, Gimnasium; Ana Varela Tafur, Estancias de Emilio Tangoa; Carlos Reyes, Ukamara, ojo de serpiente; Alejandro Susti, Un reloj derramado en el desierto (Premio Internacional de Poesía Rubén Darío); Victoria Guerrero, La mujer; Paolo de Lima, Ottawa y Soliloquios; Ana María Falconí, Pedazo de casa; José Carlos Yrigoyen, Ciclo del Partido de la Caridad; Miguel Ángel Sanz Chung, Jardín Zen; Ana María Flores Núñez, Caligrafía de los rastros; Harold Alva, Tocado por la lluvia, y Manuel Fernández, El riesgo de crear instituciones.
Consignemos, finalmente, los méritos de Ciertas formas del fuego (Premio Copé de Oro, Petroperú) de Daniel Arenas; Buey manso o doce cantos para disuadir al matarife (Copé de Plata) de César Olivares Acate; Cinco días en Huarochirí (Copé de Bronce) de Miguel Gil Castro; Todas las Nancys de María Belén Milla; Jardín mecánico de Luis Alonso Cruz Álvarez; Liberaciones: el sentido de tu universo de Katherine Estrada Aguirre; Todo está hecho a la medida de ti misma de Isabel Sabogal; Cam girl & other poems (edición bilingüe) de Fiorella Terrazas, La simetría del agua / Es también volver de Melissa Ghezzi, Poemas y Haikus de Cecilia Molina ;
Retazos amarillos y el piano negro de Fanny Jem Wong; Una casa que no existe de Carla Valdivia; Quince minutos de receso de Cayre Alfonso Fonseca; Mar de palabras para armar. Diccionario de las sensaciones de Adrián Arias; Sisma de Paul Guillén; El cantar de las agujas de Jaime Cabrera Junco; De fin a principio de José Córdova; La sombra del camino de Hélard Fuentes; y Bodisatva en el Centro de Lima de Michael Prado.
Mención aparte: los collages de objetos y poesía visual del libro neovanguardista Poesía y punto… (homenaje), de José Beltrán Peña.
OBRA REUNIDA.
Una nueva edición, a cargo de José Carlos Yrigoyen, de un autor crucial: Antonio Cisneros, Poesía completa. Y la necesaria compilación de dos voces imprescindibles: Samuel Cárdich, Poesía reunida; y Luis Eduardo García, Lo que parece estable. Poesía reunida 1987-2021.
ANTOLOGÍAS:
Uno de los libros del año: Gonzalo Espino Relucé, Harawinchis: Poesía quechua contemporánea, edición bilingüe. Otras valiosas antologías colectivas: Oswaldo Holguín Callo, El gato en la literatura peruana: de Melgar a Chocano. Antología y divertimento; Walter Jilapa Santander, Tororo: Juliaca 100 años de poesía; Marco Martos: La generación del cincuenta. Antología poética de la promoción peruana 1945-1950; y Elena Zurrón Rodríguez, 60 poetas peruanos de la generación del 60. Antologías personales: Rocío Silva-Santisteban, Una herida menor; José Beltrán Peña, Amorosa-mente ; y Alfredo Pérez Alencart, Selva que cabes en el tamaño de mi corazón.
MICRORRELATO
Volúmenes perdurables: Sireyanoc y Parva nocta y otras fabulas cantadas de Darwin Bedoya, Horrores minúsculos de Carlos Herrera, La breve eternidad de Jorge Díaz Herrera, Matusalén de Giovanna Pollarolo, Espejos de Ary Malaver, Este río es mi pueblo de Fabiola del Mar y El viaje positrónico de Carlos Enrique Saldívar y Benjamín Román Abram. También la micronovela Esa señora llamada Luna de Ana María Intili.
ANTOLOGÍA: Fabiola del Mar, Imaginario: antología contemporánea de microrrelatos.
CUENTO
Las tres principales revelaciones narrativas del año: las encabeza, apocalíptico y carnavalizador, Jhemy Tineo Mulatillo, Los sacrificios de la carne (Premio José Watanabe, Asociación Peruano Japonesa). Lo acompañan, diestros para lo insólito y lo perturbador, Pablo Ignacio Chacón, Los perseguidores, y Malena Newton Maurtua, Una sola forma de crecer en público. Este elenco privilegiado de mejores volúmenes de cuentos lo completan El libro de ceniza de Gerardo Garcíarosales, El regalo de las estrellas de Daniel Salvo y Literatura anónima de Omar Guerrero.
Les siguen, con su pericia narrativa, La sombra de la calavera de Dante Castro Arrasco, Lejos: historias de gente que se va de Santiago Roncagliolo, Mis flores negras y otras incidencias de Walter Lingán, Risso y otras historias del ir y venir de Dimas Arrieta Espinoza, Caballeros de paso de Edmutto Motta Zamalloa y Artilugios de Mariangela Ugarelli Risi. Asimismo, las rutilantes revelaciones de Un buen taxista es difícil de encontrar de Aarón Alva y De nada sirve que prendas la luz de Rodrigo Salazar Zimmermann.
Registremos, además, la calidad de Horrores cósmicos de Poldark Mego, Los relatos sobre el Disco Negro: Kintsukuro I de Jeremy Torres-Montero, Notas en un pasaporte de Félix Terrones, La irrealidad y sus escombros de Rocío Uchofen, Menos que una foto de Víctor Mendoza, Ráfagas de emociones de Gudelia Gonzales, El rincón más oscuro del cielo de Mayte Mujica y Monstruos de Romina Paredes.
ANTOLOGÍAS: Mariana Libertad Suárez, Sabihondas e indiscretas: Antología de narradoras peruanas 1917-1957; y Armando Robles Godoy, La muralla verde y otras historias.
NOVELA CORTA
Aplaudamos Croar y el nuevo fin del mundo de Ricardo Sumalavia, Las cachorras de Carlos Rengifo, Infarto en la cruz de Luis Freire Sarria e Inin Niwe y el mundo puro de los seres eternos de Pedro Favaron.
NOVELA
Ahondar en sus protagonistas, dando vida a todos los niveles (fáctico, imaginativo, afectivo, intelectivo, onírico, etc., con sus pulsiones ocultas y/o inconscientes) de su personalidad y nexos con su entorno, constituye la virtud más distintiva de un novelista cabal y la encarnaron vívidamente Gustavo Rodríguez, en Treinta kilómetros a la medianoche (trazando, a la vez, la visión más variada de la Lima actual) y Ladislao Plasencki, en El ave soul del Hotel Lima: la zona rosa de Víctor Humareda (Premio Julio Ramón Ribeyro, Banco Central de Reserva).
Poseer un universo creador y un estilo propio caracteriza a los autores dignos de tal nombre. Tal es el caso de Katya Adaui, aunque su novela Quienes somos ahora, notable y todo, evidencia su dificultad para un desarrollo idóneamente novelístico, aferrados sus capítulos a la autonomía y los silencios-iceberg de sus logrados cuentos.
Autores de reconocida trayectoria nos entusiasmaron: Jorge Eduardo Benavides, Volver a Sangri-La; Fietta Jarque, Madame Gauguin; Walter Lingán, Y me llamaron Ashé; Luis Nieto Degregori, Muchas veces dudé; Gabriel Rimachi Suárez, La casa de los vientos; Enrique Planas, Chicas Bond; Mario Suárez Simich, El carnaval de los espíritus; Richard Parra, Pequeño bastardo; Luis Eduardo García, El lugar de la memoria (Premio Julio Ramón Ribeyro); y José Luis Villanueva Victorio, El resplandor de la serpiente (Premio Copé de Oro). Toda una revelación fue El teatro de las máscaras de Rafael de las Casas.
Otras novelas a considerar: Rafael Zalvidea, Yo te amo, yo tampoco; Miuler Vásquez, La ciudad de las flores; Juan Carlos Méndez, Cierre de edición; Alejandro Neyra, 1821, el año de la esperanza del Perú; Roberto Rosario Vidal, Inés Huaylas Yupanqui: una estrella entre dos mundos; Paul Baudry, La república de las chispas; Kathy Serrano, El dolor de la sangre; y Omar Aliaga, Los hombres que mataron la primavera.
LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL
Una cosecha extraordinaria: Socrátes Zuzunaga Huaita, Clotilde, una gallina muy coqueta (Premio Instituto Cultural Peruano Norteamericano); Óscar Colchado Lucio, Cholito y la serpiente cósmica y Cholito y la pequeña mariscadora; Carlos Garayar, Hip Hip, el hipopótamo y La niña que no sabía soñar; Fernando Ampuero, El primer cuentista y Run Run: la triste y desmesurada historia de un zorro cautivo; Mariana Llanos, ¡Corre, pequeño chaski! Una aventura en el camino inka; Micaela Chirif y otros, Inti sol killa luna: diccionario ilustrado quechua castellano; Kari de la Vega, Antarki, el chasqui volador; Félix E. Álvarez, Run Run; Rosario Arias Quincot, Jimena y la rebelión de las letras; y Patricia Colchado, Princesa o dragona.
NARRATIVA DE NO FICCION
Resaltemos A la izquierda, en el desvío de Sonia Cunlife; Máncora blues de María Luisa del Río; La fe de ayer de Juan Carlos Ortecho; Una historia breve, extraña y brutal de Dante Trujillo; Hacedores de espanto: un recorrido por las dictaduras latinoamericanas y Mujeres en conflictos de Christiane Félip-Vidal; Yo vengo a ofrecer mi corazón de Susana Baca; El sentido de la soledad de Róger Santiváñez; El pájaro que se transformó en mujer: Yma Sumac, la hija del sol de Elton Honores; Ribeyro: una vida de Jorge Coaguila; y Sin noticias de Dios / Sodalicio: crónica de una iniquidad de Pedro Salinas.
CRITICA
Sobresale uno de los libros del año, acaso el más penetrante de la inmensa bibliografía sobre Borges: El orden del Aleph de Gustavo Faverón Patriau.
Otros trabajos relevantes de un año espléndido: Pamela Medina, Estos ensayos no tienen principio ni fin: textos para perder la orilla sobre la obra de Jorge Eduardo Eielson; Mateo Díaz Choza, El poema es una cosa que circula: 8 ensayos para discutir la producción poética en el Perú; Peter Elmore, Los juicios finales; Mario Vargas Llosa, La mirada quieta (de Pérez Galdós); Efraín Kristal, Querencias: guerra, traducción y filosofía en Jorge Luis Borges; Guillermo Niño de Guzmán, Hasta perder el aliento ; Luis Hernán Ramírez, Lenguaje y literatura peruana, selección y estudio de José Beltrán Peña;
Ana Alejos Ríos, El artista, el mal y la bella enferma; Alex Hurtado Lazo, Chirapu y el vanguardismo de las periferias internas; Sergio Luján Sandoval, La representación de la poesía transcultural en Ande (1926) de Alejandro Peralta; Luis Fernando Cueto, Viaje a través de la piel: travesía por la obra de Oswaldo Reynoso; Antonio González Montes, Dos escritores hispanoamericanos: Gioconda Belli y Oscar Hahn; y Alejandro Susti y José Güich Rodríguez, Caso abierto: la novela policial peruana entre los siglos XX y XXI.
Terminemos aplaudiendo dos libros que festejaron el centenario joyceano: Ulises de Joyce en el Perú: artículos de autores peruanos y Nueve acercamientos a Ulises de James Joyce en el centenario de su publicación, ambos compilados por Paolo de Lima .
«El cuento peruano. 1920-1941» de Ricardo González Vigil, selección, prólogo y notas. Encuéntralo ingresando a la Biblioteca Virtual y disfruta de la lectura en línea.
Carlos Germán Belli de la Torre es un notable poeta, traductor y periodista peruano de la llamada generación literaria del 50, que ha obtenido importantes premios. Catedrático de la Universidad Mayor de San Marcos. Wikipedia
SEGREGACIÓN NO. 1 Carlos Germán Belli
(a modo de un pintor primitivo culto)
Yo, mamá, mis dos hermanos y muchos peruanitos abrimos un hueco hondo, hondo donde nos guarecemos, porque arriba todo tiene dueño, todo está cerrado con llave, sellado firmemente, porque arriba todo tiene reserva: la sombra del árbol, las flores, los frutos, el techo, las ruedas, el agua, los lápices, y optamos por hundirnos en el fondo de la tierra, más abajo que nunca, lejos, muy lejos de los jefes, hoy domingo, lejos, muy lejos de los dueños, entre las patas de los animalitos, porque arriba hay algunos que manejan todo, que escriben, que cantan, que bailan, que hablan hermosamente, y nosotros, rojos de vergüenza, tan sólo deseamos desaparecer en pedacititos.
Originalmente publicado en Revista Kametsa: La literatura tusán, como se denomina a la literatura desarrollada por los ascendientes de chinos en el Perú, ha tenido en las últimas décadas un notable desarrollo en la voz de sus escritores, sobre todo en aquellos dedicados a la poesía. Si antes se tenía nombres puntuales, pero memorables como…
La literatura tusán, como se denomina a la literatura desarrollada por los ascendientes de chinos en el Perú, ha tenido en las últimas décadas un notable desarrollo en la voz de sus escritores, sobre todo en aquellos dedicados a la poesía. Si antes se tenía nombres puntuales, pero memorables como Sui Yun o Julia Wong, ahora el panorama crece gracias a la presencia de poetas como Alex Chang, Miguel Sanz, Jorge Castillo Fan, Vedrino Lozano Achuy, entre otros. En el año del Bicentenario de la Independencia y a 172 años de llegada de los inmigrantes chinos al Perú, podemos afirmar que la literatura tusán crece y deja huella con una visión de mundo exquisita, en la que se abraza lo peruano y lo chino.
En esta nota, nos detendremos en dos poetas tusanes cuya poesía plasma con delicadeza la reflexión introspectiva, la espiritualidad y la naturaleza desbordada en luces y sombras: nos referimos a Nilton Maa y Fanny Jem Wong. Ambos poetas, bastante conocidos en la comunidad tusán y en el medio literario, son sin duda poseedores de una sensibilidad única que encandila.
Empezamos con Nilton Maa, cuya incursión literaria se ha dado hace pocos años. Nilton Maa (7 de diciembre de 1988)
Es un actor y gestor cultural. El 2020, publicó su primera novela titulada “Imperio de sombras” y está próximo a publicar su primer poemario. Ha sido finalista en el concurso de poesía “El Mar”, organizado por la embajada de Taipei en Perú y ha ocupado el segundo puesto en el concurso internacional de microrrelatos “La cruda brevedad. Literatura en tiempos de colapso”.
Su participación en varios portales de poesía como Santa Rabia Magazine y la pronta publicación de su primer poemario, motiva a comentar dos poemas suyos titulados «Vuelo de aves» y «Letanías». Nos detenemos en el primero:
Vuelo de aves
Graznan sobre las rocas, con sus ojos puestos sobre mí me llaman sin piedad.
Las piedras crujen al ritmo de la marejada, tentáculos tenebrosos me engullen como penumbra.
El cielo esconde sus luces, abrazo mis rodillas perdido en la distancia.
Donde la niebla se esconde va muriendo el atardecer, pierdo mis sentidos en el horizonte, se extienden mis brazos como alas que remontan el firmamento.
Ha caído mi corazón bajo el vuelo de los graznidos.
Vuelvo la mirada sobre mi cuerpo; negra está la bahía donde fui marcado por el olvido.
Aleteos en espiral a través de la noche, vuelve a mí tu recuerdo, vuelvo sobre la espuma, sobre los golpes del mar, buscando lo que fui.
La poesía de Nilton Maa respira por momentos desesperación. En este poema, en particular, las imágenes de una naturaleza hostil arrasan el espíritu y conmueven por el drástico giro que da al ambiente. El yo poético se encuentra perdido y juzgado por las aves, en una lucha violenta de miradas que son las miradas de los otros frente al sujeto, de la sociedad frente al individuo. En este ambiente que colinda con violencia (Las piedras crujen (…) /tentáculos tenebrosos / que me engullen como penumbra) existe una aceptación del tiempo perdido y la aceptación de una realidad adversa sin lamentos. No es el eje central el sufrimiento como sí la manera en cómo se confronta esto. De hecho, el vuelo de las aves, perturbador en un inicio, se convierte en una lección para surgir de nuevo o para encontrar precisamente aquello perdido. Solo entonces la mirada a las aves se convierte en la mirada al cuerpo mismo y la introspección de su escisión. La pérdida del ser amado cala en el alma, en el cuerpo, pero el yo poético recoje la lección y prosigue . En «Letanías» podemos ver otra vez al cuerpo como expresión de las cuitas del yo poético, pero está vez violentado en sí mismo y no regenerado.
Letanías
Has cruzado la línea del tiempo para encontrarme aprisionado en esta falacia.
Los jugos agrios de órganos deprimidos vienen a mi boca,
los desecho con dolor a través de mi garganta.
Una y otra vez recurro al suelo, a la complicidad de la noche.
Me avergüenza ser visto por tus ojos vacíos, que te claves en mis cuencas masticando tu reproche.
Uno a uno se acumulan los lamentos.
Arrepentidos, mis ojos perecen.
Palabras y más palabras enmudecen entre mis labios.
Me voy con el flujo del agua. Lleno de bilis las fosas nasales. Escupo sin expulsar mi vergüenza y vuelvo a las sábanas, bajo el arrullo del viento.
¡No me veas!
No evoco tu memoria, para verme a mí mismo, manchar nuestro apellido.
No, tampoco deseo que te vayas.
Hipocresía matizando mis palabras.
Una vez más, elevo mis letanías, todas cargadas de mentiras, de deseos que se esfuman cuando siento que te has ido.
El trastocamiento del organismo surge como atisbo de esta desesperación que otra vez asoma desde los primeros versos. El movimiento líquido al interior del cuerpo a través de imágenes descarnadas («los jugos agrios/al interior del cuerpo deprimido» ) plasma bien esta sensación de ahogo frente a la vida. Y así, el yo poético, pone en juego una lucha interna de un cuerpo que es resonancia del alma ahogada, aprisionada de sus propias emociones. Al igual que el poema “Vuelo de aves”, la interpelación viene del otro. Una presencia omnipresente y ausente que, sin embargo, cierne su mirada al sujeto. Por la mención «no evocó tu memoria / para verme manchar nuestro apellido», la relación interpersonal y el conflicto se deduce como familiar. El peso de lo que representa la familia, una comunidad o una sociedad, perfora la subjetividad del sujeto, a veces impotente e inseguro de lo que esperan el resto. En este conflicto de aprobación, reconocimiento y reflexión de la vida, los poemas de Maa son una espiral de tensiones sentidas con solemnidad, con sentido reflexivo y sin patetismo. La presencia de los ojos adjetivados como «ausentes» o «perecibles» son los testigos impotentes de una realidad que avasalla al hombre. Hay que reparar, por último, en el juego del ser y parecer que alude los últimos versos. Y es que, en efecto, la relación con los otros se delinea sobre la base de la farsa, debido a la infructuosa posibilidad de comprensión.
Tanto en «Letanías» como en «Vuelo de aves» se puede reflejar con efectividad los problemas de las relaciones interpersonales, los gestos de lucha y reconciliación que se dan en sujetos diferentes, tal vez no comprendidos en la real dimensión que compete conocer a alguien. Se ama y se odia, se añora y rechaza: ese parece ser el sentir de ambos poemas que viven la experiencia de este sinsabor. Y en este mismo sinsabor delinean su identidad y respuesta frente al mundo. En razón de eso, la violencia del cuerpo que se apoderan de los versos rompen la estabilidad del silencio palabras.
Por otro lado, la poesía tusán también se ve representada en la voz femenina de Fanny Jenn Wong (29 de julio de 1964).
Ella ha llevado la Maestría en Psicología Educativa por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ha publicado dos poemarios Haikus (2018) y Péndulo Amarillo (2019), los cuales han tenido una buena recepción crítica. Cabe mencionar además su participación en varias antologías y el papel destacado de gestora cultural dentro de la Sociedad de Amantes del País.
Como cultivadora del haiku, Fanny Jem Wong sigue el legado de muchos poetas peruanos que, desde hace décadas, se han sentido encandilados con la composición del haiku. De hecho, sin ir muy lejos, el intelectual Pedro Zulen, también de ascendencia china, tiene en su autoría unos haikais de corte romántico. No debe sorprender, por tanto, que escritores tusanes hayan encontrado en el haiku una forma de expresión poética y también, dicho sea de paso, un vínculo con lo asiático que envuelve su propia identidad. En ese sentido, la poeta plasma ese encuentro con lo oriental a través de la creación de un mundo representado mágico, con toques de erotismo y una sensibilidad femenina que pocas veces hemos visto en la escritura haiku peruana.
En esta ocasión, nos detendremos en Haikus (2018), poemario publicado en la revista Palabra en Libertad. Considero que es un buen inicio para adentrarnos en su poesía y que además tiene el encanto de ser un disfrute de los sentidos. En cada uno de los 80 haikus, los sonidos, colores y texturas de la naturaleza surgen para albergar al individuo y reconciliarlo, siendo este poemario un viaje para atravesar las sombras y derroteros de la vida. La ubicación de cada haiku ha sido pensado, precisamente, para traernos las emociones alrededor de este viaje. El haiku XI, por ejemplo, plasma esa experiencia del cuerpo frágil que sufre dolor y desamparo:
XI
Cuerpos desnudos
purpúreas agonías
ríos de sombras
La escritura de Fanny Jem Wong, al igual que la de Maa, considera el cuerpo como punto de partida para la transformación y el viaje interior de sujeto. No obstante, la poeta vuelca su reflexión además a la escritura poética, la cual se vuelve protagonista en el haiku IX: «mares de roja tinta / pariendo versos»(p. 13). La alusión a la maternidad como creación poética está presente y es parte de una sensibilidad femenina que es voluptuosa, erótica y amorosa. Este yo femenino transita por los recuerdos y es de ellos de donde encuentra la vitalidad para seguir el viaje. La cultura china aparece sutilmente en esto, según se observa en el haiku VIII:
VIII
cantos de niños
esferas saltarinas
danza el jazmín. (p. 12)
El jazmín cobra vida a través de movimientos briosos que se acompañan de la niñez y su ejercicio lúdico de saltar y cantar. La cultura china asoma aquí s para, a ritmo del aroma de jazmín, delinear la experiencia del yo poético. Debido a eso, podemos entender que la escritura es una vuelta al recuerdo que arropa y enternece.
En el trayecto de este viaje construido con magia, existen fronteras espaciales que demarcan la vida de la muerte, la alegría de la triste y la luz de la oscuridad. Tenemos por ejemplo el contraste entre el haiku XXXVI donde «caen del cielo/sobre la almohada/lágrimas rojas» y el haiku XXXVII que dice «pasan por miles /golondrinas en vuelo». El vuelo de golondrinas que alude a altura es opuesto a las lágrimas rojas que caen. Arriba y abajo son las dimensiones espaciales en donde se puede tejer las expresiones del yo poético que fluctúa en este vaivén de lo triste, lo alegre, la libertad, el encierro, el color vivo, el color gris. Son imágenes que no se plantean antagónicas sino complementarias, como la vida misma en su trayecto.
El haiku es una expresión contemplativa del mundo y la poeta ha sabido traer a la escritura esa contemplación con madurez, sabiduría y sencillez. El yo poético abraza la naturaleza porque encuentra en su canto musical, su color y su tacto un bálsamo. Cierto es que también se ven imágenes de esa naturaleza salvaje e impredecible como en el haiku LX (» leños húmedos / cielo quebrantándose / intenso frío» ) o el haiku XLV («mira la yerba / palpitares oscuros/ nubes de humo»). Sin embargo, a pesar de esta impresión que habita en el recorrido se sigue apostando por la naturaleza madre: símbolo de esperanza, vida y sueños. Acogedora además de cultura e identidad. En este viaje, la cultura china está presente varias veces, pero alejada del ornamento sobre el que se construye el exotismo. En este juego de yuxtaposiciones que supone la secuencia de haikus, el haiku LXIX se opone al LXX debido a la muerte que presupone caer en lo artificios. Podemos observar así al marfil y la porcelana (elementos orientales) como un tesoro insuficiente, dañino y poco acogedor.
LXIX
puerta de marfil
lanza de porcelana
joya que mata (p. 68)
Junto a ese, por el contrario, el siguiente poema se vuelca sobre lo natural y el poder que arrasa su movimiento. Como vemos, los haikus tienen una predisposición narrativa de contar un trayecto y una reflexión respecto a los antagonismos de la vida. También se vivifica la experiencia espiritual, punto central del haiku, a través de la naturaleza interceptada por la cultura, la memoria y la identidad. Por último, en este disfrute de los sentidos que nos plantean las imágenes, siempre el ascenso es visto como crecimiento y victoria frente a los derroteros de la vida. Para ejemplificar esto, Fanny Jem Wong apela a una flor que simboliza la espiritualidad budista: la flor de loto. Aquella flor, que representa el ascenso del espíritu y desprendimiento de lo terrenal, es acaso el mejor ejemplo de este viaje donde se abraza la naturaleza y se opta por purificar el alma. El mejor tesoro es la iluminación del espíritu:
LXXIV
Flores de loto
fango ennegrecido
joyas de luz. (p. 63)
Como vemos, en estos dos poetas tusanes encontramos una reflexión introspectiva del sujeto. Con solemnidad, las voces poéticas revelan en sus poemas los derroteros de la vida: el lugar de la muerte, la tristeza o el desamparo; derroteros que son vivificados en la naturaleza para luego ser reconciliados también en estas. Cada uno de los poetas tienen una voz particular y un vínculo con la naturaleza diferente. En la poesía de Nilton Maa este es un indicativo de conciencia y transformación; de lucha con los otros y afirmación de una identidad que vuelve a ser propia. Por otro lado, en la poesía de Fanny Jem Wong la naturaleza es el marco de un viaje espiritual, punto sensorial para percibir y aprender, sin perderse en el camino. En cuanto a la cultura china está presente en un aura sutil, en fragmentos de la vida, los recuerdos y las relaciones sociales. Se marca una visión de mundo meditativa, del perderse para encontrarse y del atravesar las sombras.
Finalmente, los invito a ver más de la poesía de los Fanny Jem Wong y Nilton Maa en sus blogs personales.
La literatura tusán, como se denomina a la literatura desarrollada por los ascendientes de chinos en el Perú, ha tenido en las últimas décadas un notable desarrollo en la voz de sus escritores, sobre todo en aquellos dedicados a la poesía. Si antes se tenía nombres puntuales, pero memorables como Sui Yun o Julia Wong, ahora el panorama crece gracias a la presencia de poetas como Alex Chang, Miguel Sanz, Jorge Castillo Fan, Vedrino Lozano Achuy, entre otros. En el año del Bicentenario de la Independencia y a 172 años de llegada de los inmigrantes chinos al Perú, podemos afirmar que la literatura tusán crece y deja huella con una visión de mundo exquisita, en la que se abraza lo peruano y lo chino.
En esta nota, nos detendremos en dos poetas tusanes cuya poesía plasma con delicadeza la reflexión introspectiva, la espiritualidad y la naturaleza desbordada en luces y…
Crítico literario, poeta y maestro universitario Ricardo González Vigil (Lima, 1949) ha construido, a lo largo de varias décadas, un “corpus crítico” desde las páginas del diario El Comercio. Asimismo ha publicado varios libros de poesía: Llego hacia ti (1973), Silencio inverso (1978), A flor de mundo (1992), Génesis continuo (1997), así como estudios críticos acerca del Inca Garcilaso de la Vega, Rubén Darío, César Vallejo y José María Arguedas. Fue incorporado a la Academia Peruana de la Lengua el 23 de mayo del 2001. Sus antologías ofrecen una visión de la producción literaria peruana.
RICARDO GONZÁLEZ VIGIL Y FANNY JEM WONG , ESCRITORES PERUANOS
Crítico literario, poeta y maestro universitario Ricardo González Vigil (Lima, 1949) ha construido, a lo largo de varias décadas, un “corpus crítico” desde las páginas del diario El Comercio. Asimismo ha publicado varios libros de poesía: Llego hacia ti (1973), Silencio inverso (1978), A flor de mundo (1992), Génesis continuo (1997), así como estudios críticos acerca del Inca Garcilaso de la Vega, Rubén Darío, César Vallejo y José María Arguedas. Fue incorporado a la Academia Peruana de la Lengua el 23 de mayo del 2001. Sus antologías ofrecen una visión de la producción literaria peruana.
POEMAS DE AMOR DE RICARDO GONZÁLEZ VIGILHAIKU DE RICARDO GONZÁLEZ VIGIL POETA PERUANO
DE “POEMAS DE AMOR”HAIKUS POR RICARDO GONZÁLEZ VIGIL
1
Hermosa toda
jardín florido, M. A. R.,
de viento a cielo
*************
2
Cuerpo perfecto:
para incendiar la luz
ánfora alada
************
3
¿Espejos tuyos?
Mis ojos. ¿Mejor aún?
mi corazón
*************
Sangre en la sangre:
el lenguaje se calla
para expresarnos
**************
4
Me agrada así:
hablar sin voz, unidos
en cuerpo y alma
*************
5
Cercando objetos
logran tomar el aire
sombras nocturnas
*************
6
El cielo en sombras:
vuelve la luz a crearse
en nuestro abrazo
*************
7
Y llega el alba:
derrotadas las sombras
remedan cuerpos
*************
8
Vanos heraldos
de muerte nuestras sombras,
si nos amamos
***************
9
Ni Eva ni Venus;
¡María!, Amor se llama
en todo idioma
***************
10
Ya no nos siguen.
Cuerpos transfigurados:
el mediodía
HAIKU DE RICARDO GONZÁLES VIGIL POETA PERUANO Ricardo González-Vigil, poeta y crítico literario y antologador peruano. WikipediaHAIKU DE RICARDO GONZÁLEZ VIGILHAIKU DE RICARDO GONZÁLEZ VIGILHAIKU DE RICARDO GONZÁLEZ VIGILHAIKU DE RICARDO GONZÁLEZ VIGILHAIKU DE RICARDO GONZÁLEZ VIGILHAIKU DE RICARDO GONZÁLEZ VIGILHAIKU DE RICARDO GONZÁLEZ VIGILHAIKU DE RICARDO GONZÁLEZ VIGILHAIKU DE RICARDO GONZÁLEZ VIGIL
OTROS TÍTULOS DE LA OBRA DE RICARDO GONZÁLEZ VIGIL
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Hécate, Ars Poetica. Revista Internacional de Poesía, Cuento y Teoría de la Poesía -/- Εκάτη, Ars Poetica. Διεθνής Επιθεώρηση Ποίησης, Διηγήματος και Θεωρίας της Ποίησης
A site where to find various information and resources on evaluation, public policy and evaluating public policies. / Un portal donde encontrar información variada y recursos sobre evaluación, políticas públicas y evaluación de políticas públicas.
El camino verdadero pasa por una cuerda, que no está extendida en alto sino sobre el suelo. Parece preparada más para hacer tropezar que para que se siga su rumbo. (Franz Kafka)
Leituras da prosa, poesia e teatro de David Haize (R. Roldan-Roldan). O site http://roldan.vilabol.uol.com.br deixou de existir. Seus textos serão movidos para este blog, veja ao fim do menu à direita.
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