De niña, empinándose, curiosa, aguaitaba por la ventana, que estaba muy arriba, para mirar la calle, ver a los autos de colores y a la gente, que caminaba en filas, como hormigas…
La ventana fue durante su adolescencia el mirador nocturno, desde donde volaban sus sueños púberes para encontrarse con las estrellas …
La ventana fue desde siempre su atalaya, testigo de risas, esperanzas y lágrimas. Fue el marco de esas historias que tejía su imaginación y que escribía con letra aplicada, en el cuaderno azul, pegando figuritas recortadas de las revistas de su madre …
Por eso, ahora que nadie podía salir de casa, la ventana que siempre fue solamente de ella, se convirtió en lo más parecido a un lugar público y tuvo que soportar la intromisión de los demás que alborotaban el silencio …
Al final, casi no había autos en la calle y la gente era…
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Un comentario en “LA VENTANA DE LOS SUEÑOS”