Documento de Identidad de Mahmud Darwish Escribe que soy árabe

Escribe, pues…

Escribe

en el comienzo de la primera página

que no aborrezco a nadie,

ni a nadie robo nada.

Mas, que si tengo hambre,

devoraré la carne de quien a mí me robe.

¡Cuidado, pues!…

¡Cuidado con mi hambre,

y con mi ira!

Documento de Identidad de Mahmud Darwish Escribe que soy árabe
Documento de Identidad de Mahmud Darwish Escribe que soy árabe
Documento de Identidad de Mahmud Darwish Escribe que soy árabe
Documento de Identidad de Mahmud Darwish Escribe que soy árabe

Escribe

que soy árabe,

y el número de mi carnet es el cincuenta mil;

que tengo ya ocho hijos,

y llegará el noveno al final del verano.

¿Te enfadarás por ello?

Escribe

que soy árabe,

y con mis camaradas de infortunio

trabajo en la cantera.

Para mis ocho hijos

arranco, de las rocas,

el mendrugo de pan,

el vestido y los libros.

No mendigo limosnas a tu puerta

,ni me rebajo

ante tus escalones.

¿Te enfadarás por ello?

Escribe

que soy árabe.

Soy nombre sin apodo.

Espero, con paciencia, en un país

en el que todo lo que hay

existe airadamente.

Mis raíces,

se hundieron antes del nacimiento

de los tiempos,

antes de la apertura de las eras,

del ciprés y el olivo,

antes de la primicia de la hierba.

Mi padre…de la familia del arado,

no de nobles señores.

Mi abuelo era un labriego,

sin títulos ni nombres.

Me mostró el orgullo del sol

antes de enseñarme a leer.

Mi casa es una choza campesina

de cañas y maderos,

¿te complace mi condición?…

Soy nombre sin apodo.

Escribe

que soy árabe,

que tengo el pelo negro

y los ojos castaños;

que, para más detalles,

me cubro la cabeza con un kuffiah;

que son mis palmas duras como la roca

y pinchan al tocarlas.

Y me gusta el aceite y el tomillo.

Que vivo

en una aldea perdida, abandonada,

sin nombres en las calles.

Y cuyos hombres todos

están en la cantera o en el campo…

¿Te enfadarás por ello?

Escribe

que soy árabe;

que robaste las viñas de mi abuelo

y una tierra que araba,

yo, con todos mis hijos.

Que sólo nos dejaste

estas rocas…

¿No va a quitármelas tu gobierno también,

como se dice?…

Escribe, pues…

Escribe

en el comienzo de la primera página

que no aborrezco a nadie,

ni a nadie robo nada.

Mas, que si tengo hambre,

devoraré la carne de quien a mí me robe.

¡Cuidado, pues!…

¡Cuidado con mi hambre,

y con mi ira!

(Versión traducida en Letralia

y con adaptación de la versión inglesa de Palestine

Remembered )

 FUENTE

Escribe que soy árabe – Documento de Identidad de Mahmud Darwish (+ Video)

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FRASES Y POEMAS DE MAHMOUD DARWISH – «A MI MADRE»

MAHMUD DARWISH
Traducido del árabe por:
María Luisa Prieto

 A MI MADRE

Añoro el pan de mi madre,

El café de mi madre,

Las caricias de mi madre…

Día a día,

La infancia crece en mí

Y deseo vivir porque

Si muero, sentiré

Vergüenza de las lágrimas de mi madre.

Si algún día regreso, tórname en

Adorno de tus pestañas,

Cubre mis huesos con hierba

Purificada con el agua bendita de tus tobillos

Y átame con un mechón de tu cabello

O con un hilo del borde de tu vestido…

Tal vez me convierta en un dios,

Sí, en un dios,

Si logro tocar el fondo de tu corazón.

Si regreso. Tórname en

Leña de tu fuego encendido

O en cuerda de tender en la azotea de tu casa

Porque no puedo sostenerme

Sin tu oración cotidiana.

He envejecido. Devuélveme las estrellas de la infancia

Para que pueda emprender

Con los pájaros pequeños

El camino de regreso

Al nido donde tú aguardas.

Del poemario: Enamorado de Palestina (1966)

________________________________________________________

محمود درويش   

إلى أمي

أحنُّ إلى خبز أُمي

وقهوة أُمي

ولمسة أُمي..

وتكبرُ فيَّ الطفولةُ

يومًا على صدر يومِ

وأعشَقُ عمرِي لأني

إذا مُتُّ،

أخجل من دمع أُمي!

خذيني، إذا عدتُ يومًا

وشاحًا لهُدْبِكْ

وغطّي عظامي بعشب

تعمَّد من طهر كعبك

وشُدّي وثاقي ..

بخصلة شَعر ..

بخيطٍ يلوِّح في ذيل ثوبك ..

عساني أصيرُ إلهًا

إلهًا أصير ..

إذا ما لمستُ قرارة قلبك !

ضعيني، إذا ما رجعتُ

وقودًا بتنور ناركْ ..

وحبل غسيل على سطح دارك

لأني فقدتُ الوقوفَ

بدون صلاة نهارك

هَرِمْتُ، فردّي نجوم الطفولة

حتى أُشارك

صغار العصافير

درب الرجوع ..

لعُش انتظارِك !

 

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FRASES Y POEMAS DE MAHMOUD DARWISH – HOMENAJE A LAS VÍCTIMAS DE GAZA

Cadáveres anónimos.

Ningún olvido los reúne,

Ningún recuerdo los separa…

Olvidados en la hierba invernal

Sobre la vía pública,

Entre dos largos relatos de bravura

Y sufrimiento.

“¡Yo soy la víctima!”. “¡No, yo soy

la única víctima!”. Ellos no replicaron:

“Una víctima no mata a otra.

Y en esta historia hay un asesino

Y una víctima”. Eran niños,

Recogían la nieve de los cipreses de Cristo

Y jugaban con los ángeles porque tenían

La misma edad… huían de la escuela

Para escapar de las matemáticas

Y la antigua poesía heroica. En las barreras,

Jugaban con los soldados

Al juego inocente de la muerte.

No les decían: dejad los fusiles

Y abrid las rutas para que la mariposa encuentre

A su madre cerca de la mañana,

Para que volemos con la mariposa

Fuera de los sueños, porque los sueños son estrechos

Para nuestras puertas. Eran niños,

Jugaban e inventaban un cuento para la rosa roja

Bajo la nieve, detrás de dos largos relatos

De bravura y sufrimiento.

Luego escapaban con los ángeles pequeños

Hacia un cielo límpido.

Del poemario: La ta´tadhir ´ammâ fa´alta (No pidas perdón) (2004)

HOMENAJE A LAS VÍCTIMAS DE GAZA

MAHMUD DARWISH

Traducción del árabe:

María Luisa Prieto

CADÁVERES ANÓNIMOS

 

 Cadáveres anónimos.

Ningún olvido los reúne,

Ningún recuerdo los separa…

Olvidados en la hierba invernal

Sobre la vía pública,

Entre dos largos relatos de bravura

Y sufrimiento.

“¡Yo soy la víctima!”. “¡No, yo soy

la única víctima!”. Ellos no replicaron:

“Una víctima no mata a otra.

Y en esta historia hay un asesino

Y una víctima”. Eran niños,

Recogían la nieve de los cipreses de Cristo

Y jugaban con los ángeles porque tenían

La misma edad… huían de la escuela

Para escapar de las matemáticas

Y la antigua poesía heroica. En las barreras,

Jugaban con los soldados

Al juego inocente de la muerte.

No les decían: dejad los fusiles

Y abrid las rutas para que la mariposa encuentre

A su madre cerca de la mañana,

Para que volemos con la mariposa

Fuera de los sueños, porque los sueños son estrechos

Para nuestras puertas. Eran niños,

Jugaban e inventaban un cuento para la rosa roja

Bajo la nieve, detrás de dos largos relatos

De bravura y sufrimiento.

Luego escapaban con los ángeles pequeños

Hacia un cielo límpido.

 Del poemario: La ta´tadhir ´ammâ fa´alta (No pidas perdón) (2004)

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Los genios de la poesía árabe moderna – Por Lic. Yassin Kaoud

Los genios de la poesía árabe moderna – Por Lic. Yassin Kaoud.

Homenaje a Mahmoud Darwish

Este hombre, cuya producción literaria ha sido traducida a una gran cantidad de idiomas, estaba considerado como “el poeta nacional palestino” (o el poeta de la resistencia) y se había convertido en uno de los autores árabes más célebres de la actualidad. Entre los reconocimientos obtenidos durante su carrera se encuentran, por ejemplo, el Premio Lotus, el Lenin, el Premio de la Fundación Lannan a la Libertad Cultural y la medalla de Caballero de las Artes y las Letras de Francia.

Mahmoud Darwish

Biografía de Mahmud Darwish 

    Por: MARÍA LUISA PRIETO

Mahmud Darwish no sólo es uno de los más grandes poetas árabes contemporáneos sino también una leyenda viva: sus libros circulan a millares por todos los países árabes y los estadios se llenan para escuchar sus recitales poéticos, acontecimientos irrepetibles que nadie quiere perderse. Hombre laico y moderno, refinado y elegante, Darwish es un palestino de diálogo, aunque su voluntad no se doblegue fácilmente ni esté dispuesto a hacer concesiones humillantes. Una de sus mayores esperanzas es revitalizar la literatura palestina, procurar a toda costa que los problemas políticos no la paralicen. Y para los palestinos, la proximidad física de su poeta es como una fiesta continua, un símbolo de la cultura palestina. No obstante, a pesar de haber alcanzado con creces las metas soñadas, el poeta, desde su actual residencia entre Jordania y Cisjordania, aspira a poder regresar algún día a su tierra natal, Galilea, donde nació el 13 de marzo de 1942.

            Procedente de un ambiente campesino, sus primeros años los pasó en Birwa, una pequeña aldea de Galilea, situada a unos nueve kilómetros de Acre, donde sus padres poseían unas tierras que cultivaban para poder vivir.

            En 1948, tras la retirada de las tropas británicas de Palestina y la implantación del Estado de Israel, su familia –como miles de familias palestinas- se vio obligada a huir de su casa para salvar la vida. Permanecieron un año en el Líbano y al regresar a Palestina se encontraron con que  Birwa había sido completamente destruida por el ejército israelí, al igual que otras muchas aldeas. Tuvieron que instalarse en Dair Al Asad aunque de forma clandestina porque durante el año que habían permanecido refugiados en El Líbano, las autoridades israelíes habían elaborado unos censos, y los que no figuraban en los mismos, no tenían derecho a vivir en el nuevo Estado de Israel.

Clandestino en su propio país y posteriormente ciudadano de segunda  categoría en un Estado que le rechaza, el adolescente se refugia en los libros y  plasma su identidad con lo único que le queda: el lenguaje. Se lanza a la  escritura al mismo tiempo que a la acción política en el seno del partido  comunista: a los veinte años publica su primer poemario, Pájaros sin alas, extraordinariamente lírico y muy influido todavía por la poesía árabe clásica.
Cuatro años después publica el segundo:
Hojas de olivo, mezcla de  espontaneidad, musicalidad lirismo y mensaje directo, donde está patente el  sufrimiento físico y psicológico de los palestinos dentro del Estado de Israel.

           
En el siguiente poemario,
Enamorado de Palestina, de 1966, se advierte la  influencia del Mahyar y de la escuela romántica, que se dejó sentir igualmente  en sus contemporáneos de todo el mundo árabe. En esta fase su estilo se  vuelve más delicado, menos directo, incluso sus denuncias de las condiciones  políticas y sociales en la Palestina ocupada se expresan con menos amargura y más nostalgia.

           
La siguiente etapa poética de Mahmud Darwish se caracteriza por la  innovación.
En su afán de traspasar los cánones poéticos tradicionales, la voz del poeta sirio Muhammad Al Magut resonó en el joven Darwish como la voz del  presente, junto con algunos poetas occidentales como Nazim Hikmet, Louis  Aragon, Pablo Neruda o García Lorca, con los que en cierto modo se  identificaba; y como muchos poetas árabes se sintió fascinado por T. S. Eliot.

           
Fin de la noche
, de 1967, es el poemario que abre esta larga y madura etapa, en la que se advierte una mayor abstracción. Sin embargo, el poeta siempre  preserva la claridad de expresión y universalidad de visión de su poesía  utilizando símbolos enraizados íntimamente con su lugar de origen: roca,  montaña, árbol, mar… y especialmente la tierra, que para él no tiene un  significado únicamente político sino también sagrado, siendo a la vez lecho y sepulcro.

           
El siguiente poemario:
Los pájaros mueren en Galilea, de 1969, es el que según  Darwish marcó su primera mutación poética por la amplia utilización del símbolo y el mito, provocando una ola de rechazos. Le acusaron de haber  renunciado a sus compromisos y a su concepción anterior de la poesía y de marcar una distancia entre la tierra y él. Este malentendido le persiguió desde sus comienzos pero siempre se resistió a esa «prisión atrayente» que para él suponía seguir estancado en la primera etapa, y escribió poemas todavía más «difíciles» que el lector inicialmente rechazaba pero poco a poco iba  aceptando.

           
En
Mi amada se despierta, de 1970, amplía el campo simbólico incluyendo figuras del pasado y acontecimientos históricos, tanto del mundo islámico como del cristiano. La figura más relevante es Cristo y el suceso más  recurrente es la crucifixión, que tuvo lugar en Palestina, tierra a la que el poeta pertenece, lo cual le arma de una gran fuerza moral y abre ante él un vasto horizonte humano de esperanza y desafío.

           
El impacto de su mensaje poético, testimonio directo del sufrimiento y la humillación cotidianos en el Estado de Israel, así como su militancia comunista, no pasan inadvertidos ante las autoridades israelíes: le consideran demasiado peligroso para andar suelto y por ello le condenan a arrestos  domiciliarios permanentes y numerosos encarcelamientos, lo cual le provoca un intenso deseo de libertad para dar rienda suelta a su creatividad.

           
Viaja con una delegación de la juventud comunista por diversos países socialistas europeos y, en lugar de regresar, decide instalarse en Egipto, proponiéndose firmemente mantener la distancia entre la práctica de la poesía  y la cuestión nacional, aunque era plenamente consciente de que ponía en entredicho su mito. Sin embargo, el alejamiento físico de Palestina en lugar de apagarlo, alimentó el mito porque su voz permanecía en todos los lugares, y defendiendo su derecho a la experimentación, aún a riesgo de ruptura con sus 
lectores, desafió a los que pronosticaban que no escribiría un solo verso fuera de Palestina porque su vena poética dependía del contacto físico con el lugar, ignorando que la fidelidad de un poeta a los suyos no depende de una acción política directa sino de la sinceridad de la obra.

           
Su estancia fuera de Palestina supone un gran progreso en el campo de la creatividad: su poesía gana en complejidad y participa plenamente en la aventura de la modernidad poética, aunque nunca abandona su ternura inicial ni su capacidad de transmitir la experiencia palestina. Las imágenes siguen siendo ricas y luminosas, íntimamente ligadas a las experiencias vitales y con gran originalidad metafórica, como demuestra el poemario que abre esta tercera etapa:
Amarte o no amarte, de 1972, del que destacan los conmovedores “Salmos” y el poema «Sirhán toma café en la cafetería», que sintetiza a la perfección el estado psicológico del poeta dirigiéndose desde fuera de Palestina a los árabes que permanecen en la tierra ocupada.

            A comienzos del los años setenta se instala en Beirut, convirtiéndose en parte activa del movimiento literario libanés. Beirut se rinde ante el genio creador del poeta y desde entonces será su “segunda Haifa”, el ambiente idóneo para estimular su proyecto de renovación cultural. Allí dirige el centro de investigación de estudios palestinos y dos de las más importantes revistas
árabes:
Shuún filistiniyya y Al Karmel. Durante estos años, Darwish  se convierte en la gran voz de su pueblo y se consagra como uno de los más grandes poetas árabes vivos, siendo también testigo de la guerra civil libanesa, tragedia que le
inspira numerosos poemas desesperados.

           
En 1982, tras la invasión israelí del Líbano, Mahmud Darwish se ve obligado a abandonar aquel país para permanecer exiliado en Europa, principalmente en París, junto con estancias en Túnez. Es ésta una etapa de gran madurez artística -según sus palabras, al salir de Beirut se aproxima a la ribera de la poesía- en la que escribe poemas largos, teatrales, con un movimiento  especial, numerosas imágenes poéticas y voces variadas. A veces el ritmo se acerca a las canciones con poemas sonoros que son puro canto, especialmente en el poemario
Elogio de la alta sombra, de 1983, y el poeta parece que quisiera
engañar a la realidad que le rodea, siendo su gran temor que el sueño que sustenta a él y a su pueblo se desvanezca como consecuencia de la  interminable tragedia.

           
En
Menos rosas, de 1986, sigue experimentando con la forma y con el ritmo, logrando poemas de exquisita perfección formal y a la vez sinceridad e intensidad de sentimientos. Mezcla de orgullo y desesperación, de resistencia y reconocimiento del monstruo dominante, el héroe de estos poemas lucha hasta el límite de su capacidad, a pesar del exilio y la derrota, aunque sin dejarse guiar por el optimismo fácil.

            A comienzos de los años noventa, Mahmud Darwish se propone llevar a cabo un proyecto ambicioso: una epopeya lírica que libere el lenguaje poético hacia horizontes épicos. El punto de partida será la multiplicidad de los orígenes culturales, dentro de un espacio temporal visto a través de los prismas del pasado y del porvenir.

           
Dentro de esta producción,
Once astros, de 1992, alcanza una altura poética insuperable en la meta que el autor se había trazado. Es un poemario único, en el sentido de que el poeta consigue despegarse del presente para encontrar en la Historia el lugar que le niegan en la tierra. De este modo, con una mayor capacidad lírica, da un paso de lo relativo a lo absoluto, inscribiendo lo nacional en lo universal.

           
Está compuesto por poemas largos, con una perfecta armonía entre las  imágenes y el ritmo, y fuertemente marcados por grandes experiencias trágicas de la humanidad, como la guerra de Troya, las invasiones de los mongoles, la pérdida de Al Andalus o el genocidio de los pueblos indios, con referencias constantes a personajes y a lugares históricos y míticos.

            ¿Por qué has dejado el caballo solo?, de 1995,  es un poemario de profunda simplicidad y a la vez gran elaboración, una biografía poética -tal vez impulsado por el miedo de que el pasado se olvide o se deje escapar- con unos poemas de gran plasticidad en los que el poeta refleja, como en ocasiones anteriores había hecho, su gran sentido del ritmo.

           
En esta vuelta a las cosas primeras, tras una larga travesía poética que se rebela contra sí misma, el poeta se inspira en su intimidad profunda, que no puede desgajar de su entorno porque los elementos primeros tienen también un componente mítico o psicológico. De esta forma compone un canto épico y mítico que narra lo cotidiano pero también cuenta, quizá sin habérselo propuesto de forma premeditada, una historia colectiva.

           
Los siguientes poemarios:
El lecho de una extraña, de 1999, y Mural, del 2000, están concebidos como obras arquitectónicas, con una estructura sólida y proporciones muy exactamente calculadas y realizadas con gran precisión. El resultado son unos poemas de gran sobriedad expresiva y a la vez extraordinaria finura, gracia y armonía, compuestos no sólo para ser recitados en su lengua original sino también para ser visualizados.

           
Firmemente decidido a ocupar el sitio que le corresponde en el panorama poético universal, el poeta trasciende la cuestión nacional para ensalzar su humanidad, aunque liberando a los poemas de un realismo excesivo.

           
Ambos poemarios están inspirados, sin duda, en experiencias vitales del poeta, especialmente
Mural, en el que el Darwish muestra una gran maestría técnica, al tratarse de un largo poema en el que logra mantener continuamente una estructura y un ritmo armónicos, siendo asimismo admirable por la economía y la pureza de la composición.

           
El poema está basado en las visiones y sensaciones que le embargaron durante el breve espacio de tiempo en el que permaneció clínicamente muerto. Por ello,está concebido como una especie de fresco donde aparecen yuxtapuestas de forma impresionista diversas escenas que constituyen lo esencial de su trayectoria humana, salpicadas de diálogos y monólogos interiores.

           
Resulta sobrecogedora la absoluta soledad en la que el poeta se encuentra,convertido en palabra-idea, planteándose cuestiones esenciales que constituyen las preocupaciones más íntimas del ser humano, en un espacio luminoso y libre de barreras. En otra dimensión, es pura esencia fuera del cuerpo; no hay destino geográfico ni mapas sino extrañeza en un mundo extraño. El destierro y la lejanía están en su interior, y la vuelta a la que el poeta aspira es una vuelta al lenguaje, no al país, a los amigos ni a la amada.

           
Pero, contrariamente a lo que se pudiera pensar, la muerte no es algo terrorífico para el poeta sino un ser vivo, sometido a las normas que rigen a los seres vivos: se ríe, llora, teme, ama, añora y muere, estableciéndose entre ella y el poeta una relación extraña y contradictoria, mezcla de miedo y placer, desesperación y paz.

            El lecho de una extraña, por el contrario, está compuesto íntegramente por poemas de amor en todas sus facetas, entremezclando, como ya lo había hecho anteriormente, la realidad con el mito y estableciendo numerosas relaciones intertextuales, tanto con la tradición clásica árabe como con el mundo contemporáneo, suprimiendo de este modo las barreras culturales del arte.

           
Es resaltable a lo largo de la obra una gran austeridad poética: las imágenes 
quedan reducidas al mínimo para dar un mayor protagonismo a la palabra, auténtico elemento estructural de los poemas.

           
También el ritmo cobra un especial protagonismo en este poemario, en el que el autor despliega su amplia experiencia en las artes amatorias, mostrando la
compleja relación hombre-mujer, en la que cada uno se refleja en el otro y a la
vez es un extraño para el otro, con la inevitable sensación de soledad que ello
provoca.

           
Hablando en su propio nombre y recreando sus propias experiencias, Darwish
muestra una de las visiones más agudas de la creatividad poética árabe actual,
ensalzando algo tan aparentemente sencillo y natural como es el amor a la vida y el goce del placer.

           
Desde 1996 vive en Ramalla, donde dirige la prestigiosa revista literaria
Al-armel cuyos archivos fueron destruidos por el ejército israelí durante el asedio de la ciudad en el año 2002- aunque constantemente es requerido para dar  recitales poéticos por todo el mundo árabe.

           
Su fama se ha extendido también a Occidente, donde goza de gran prestigio, como demuestran los diversos premios literarios obtenidos, entre ellos el Lannan Cultural Freedom Price, en el año 2001, y el premio Príncipe Claus de Holanda, en el 2004.

FUENTE

http://www.poesiaarabe.com/biografia_de_mahmud_darwish.htm

 

Mahmud Darwish

En agosto del 2008, la figura de Mahmud Darwish se transformó en noticia debido a su fallecimiento, ocurrido en el Hospital Memorial Hermann de Houston, luego de ser sometido a una intervención quirúrgica de corazón.

Por ese entonces, muchos lectores que no conocían en profundidad su desempeño literario, se enteraron que, a lo largo de su trayectoria, este palestino nacido el 13 de marzo de 1941 en el seno de una numerosa familia de Al-Birwa había escrito obras como “Pájaros sin alas”, “Hojas de Olivo”, “Identidad”, “El fénix mortal”, “Estado de sitio” y “El lecho de una extraña”, entre otras. Sin embargo, es importante destacar que Mahmud Darwish no fue un escritor del montón.

Este hombre, cuya producción literaria ha sido traducida a una gran cantidad de idiomas, estaba considerado como “el poeta nacional palestino” (o el poeta de la resistencia) y se había convertido en uno de los autores árabes más célebres de la actualidad. Entre los reconocimientos obtenidos durante su carrera se encuentran, por ejemplo, el Premio Lotus, el Lenin, el Premio de la Fundación Lannan a la Libertad Cultural y la medalla de Caballero de las Artes y las Letras de Francia.

Tras concluir sus estudios secundarios, Darwish fue coeditor de la revista “La Aurora”, perteneciente al Partido Comunista de Israel, y comenzó a publicar contenido poético en el diario “El Nuevo” (donde llegó a ser editor) y la revista “La Unidad”.

Tiempo después, entre 1961 y 1970, el escritor fue arrestado en varias oportunidades por sus trabajos literarios y su militancia política opositora a la ocupación de Palestina. Así fue como Darwish decidió abandonar el país e instalarse primero en El Cairo y, luego, en Beirut, donde ingresó a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Más tarde vivió en París y en Túnez, y dirigió la revista literaria “El Carmelo”, además de presidir la Liga de Escritores y Periodistas Palestinos.

FUENTE

http://www.poemas-del-alma.com/blog/biografias/biografia-de-mahmud-darwish


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Poemas de Mahmud Darwish

Mahmud Darwish, en árabe محمود درويش (Al-Birwa 13 de marzo de 1941 – Houston 9 de agosto de 2008), en ocasiones transcrito en español como Mahmud Darwix y en otros idiomas como Mahmoud Darwish o Mahmoud Darwich, fue considerado el poeta nacional palestino y uno de los más célebres literatos árabes contemporáneos, nacido cerca de Acre el 13 de marzo de 1941 y fallecido en Houston (Estados Unidos) el 9 de agosto de 2008.

Poemas de Mahmud Darwish

Poemas de Mahmud Darwish
Poemas de Mahmud Darwish

Mahmud Darwish, en árabe محمود درويش

(Al-Birwa 13 de marzo de 1941 – Houston 9 de agosto de 2008), en ocasiones transcrito en español como Mahmud Darwix y en otros idiomas como Mahmoud Darwish o Mahmoud Darwich, fue considerado el poeta nacional palestino y uno de los más célebres literatos árabes contemporáneos, nacido cerca de Acre el 13 de marzo de 1941 y fallecido en Houston (Estados Unidos) el 9 de agosto de 2008.

En su trabajo, Palestina se convirtió en una metáfora de la pérdida del Edén, el nacimiento y la resurrección, así como la angustia por el despojo y el exilio. El poeta Naomi Shihab Nye ha comentado sobre el trabajo de Darwish: «Darwish es el respiro esencial del pueblo palestino, el testigo elocuente del exilio y la pertenencia…»
FUENTE:
http://es.wikipedia.org/wiki/Mahmud_Darwish

LA TIERRA SE ESTRECHA PARA NOSOTROS

La tierra se estrecha para nosotros. Nos hacina en el último pasaje y nos despojamos de nuestos miembros para pasar.

La tierra nos exprime. ¡Ah, si fuéramos su trigo para morir y renacer! ¡Ah, si fuera nuestra madre para apiadarse de nosotros! ¡Ah, si fuéramos imágenes de rocas que nuestro sueño portara cual espejos! Hemos visto los rostros de los que matará el último de nosotros en la última defensa del alma.

Hemos llorado el cumpleaños de sus hijos. Y hemos visto los rostros de los que arrojarán a nuestros hijos por las ventanas de este último espacio. Espejos que pulirá nuestra estrella.

¿Adónde iremos después de las últimas fronteras? ¿Dónde volarán los pájaros después del último cielo? ¿Dónde dormirán las plantas después del último aire? Escribiremos nuestros nombres con vapor teñido de carmesí, cortaremos la mano al canto para que lo complete nuestra carne.

Aquí moriremos. Aquí, en el último pasaje. Aquí o ahí… nuestra sangre plantará sus olivos.

(Traducción de María Luis Prieto)

PASAPORTE
(1970)

No me han reconocido en las sombras que
difuminan mi color en el pasaporte.
Mi desgarrón estaba expuesto
al turista amante de postales.
No me han reconocido… Ah, no prives
de sol a la palma de mi mano,
porque el árbol
me conoce…
Me conocen todas las canciones de la lluvia,
no me dejes empalidecer como la luna.

Todos los pájaros que ha perseguido
la palma de mi mano a la entrada del lejano aeropuerto,
todos los campos de trigo,
todas las cárceles
todas las tumbas blancas
todas las fronteras
todos los pañuelos que se agitaron,
todos los ojos
estaban conmigo, pero ellos
los borraron de mi pasaporte.

¿Despojado de nombre, de pertenencia,
en una tierra que ha crecido con mis propias manos?
Job ha llenado hoy el cielo con su grito:
¡no hagáis de mí un ejemplo otra vez!

Señores, señores profetas,
no preguntéis su nombre a los árboles,
no preguntéis por su madre a los valles:
de mi frente se escinde la espada de la luz,
y de mi mano brota el agua del río.
Todos los corazones del hombre… son mi nacionalidad:
¡retiradme el pasaporte!

(Traducción de Luz Gómez García)

VENDRÁN OTROS BÁRBAROS
(1986)

Vendrán otros bárbaros. Raptarán a la mujer del emperador.
Sonarán los tambores.
Suenan los tambores para que del Egeo a los Dardanelos los caballos
se alcen sobre los cadáveres.
¿Y a nosotros qué? ¿Qué tienen que ver nuestras esposas
con una carrera de caballos?

Será raptada la mujer del emperador. Sonarán los tambores.
Ya llegan otros bárbaros.
Bárbaros que llenan las ciudades vacías, apenas altas sobre el mar,
más fuertes que la espada en tiempos de locura.
¿Y a nosotros qué? ¿Qué tienen que ver nuestros hijos
con esta estirpe de impudicia?

Sonarán los tambores. Ya llegan otros bárbaros.
Es raptada de su casa la mujer del emperador.
Y en la casa se gesta la expedición militar que devuelva
a la favorita a la cama de su señor.
¿Y a nosotros qué? ¿Qué tienen que ver cincuenta mil muertos
con este casamiento atropellado?

¿Nacerá un Homero después de nosotros?…
¿Abrirán las epopeyas sus puertas a todos?

(Traducción de Luz Gómez García)

POEMA DE BEIRUT
(1984)

Manzana del mar, narciso de mármol,
mariposa de piedra, Beirut, imagen del alma en el espejo.
Descripción de la primera mujer, perfume de nubes.
Beirut, de fatiga y oro, de Alandalús y Damasco.
Plata, espuma, mandamientos de la tierra en plumas de palomas.
Muerte de una espiga, exilio de una estrella entre mi amada y yo, Beirut.
Jamás he oído a mi sangre pronunciar el nombre de una amante que duerme en mi sangre… duerme…

De una lluvia sobre el mar aprendimos el nombre. Y del sabor del otoño y
las naranjas de los que llegan del Sur, como nuestros antepasados,
venimos a Beirut para venir a Beirut…
De lluvia, hemos construido nuestra choza. El viento no corre y
nosotros tampoco. Cual clavo hincado en
la arcilla, el viento cava nuestro refugio y dormimos como hormigas en sus hormigueros.
Cantamos en secreto:

Beirut es nuestra jaima.
Beirut es nuestra estrella.

Estamos prisioneros en este tiempo lánguido.
Los invasores nos entregaron a nuestra gente
y apenas habíamos mordido la tierra cuando nuestro protector se abatió
sobre las bodas y el recuerdo. Y repartimos nuestras canciones entre los guardias.
De un rey en el trono
a un rey en un féretro.
Prisioneros en este tiempo lánguido,
no hemos hallado, casi definitivamente, más que nuestra sangre,
no hemos hallado lo que hace al sultán popular
ni al carcelero afable,
no hemos hallado nada que muestre nuestra identidad,
excepto nuestra sangre escalando los muros…
Cantamos en secreto:

Beirut es nuestra jaima.
Beirut es nuestra estrella.

Ventana abierta al plomo del mar,
una calle y una moaxaja nos roban.
Beirut es la imagen de la sombra.
Más bella que su poema, más sencilla que la charla.
Nos seduce con mil comienzos abiertos y alfabetos nuevos.

Beirut es nuestra única jaima.
Beirut es nuestra única estrella.

¿Nos hemos tendido en sus sauces para medir unos cuerpos que el mar ha borrado de nuestros cuerpos?
De nuestros primeros nombres hemos venido a Beirut
buscando los confines del Sur y un recipiente para el corazón
derretido…
¿Nos hemos tendido en las ruinas para pesar el Norte con la medida de las cadenas?
La sombra se ha inclinado hacia mí, me ha roto y me ha dispersado.
La sombra se prolonga…
Que los árboles que viajan de noche nos lleven de noche por el cuello
cual racimo de muertos abatidos sin razón…
Hemos venido de un país privado de su país,
de la mano del árabe literal y de una fatiga…
cual ruinas de esta tierra que se extiende del palacio del emir a nuestras celdas
y de nuestros primeros sueños a… leña.
Danos un muro para que podamos gritar: ¡Beirut!
Danos un muro para que podamos ver un horizonte y una ventana de llamas.
Danos un muro para que colguemos Sodoma,
dividida en veinte reinos
para vender petróleo… y árabes.
Danos un muro
para gritar en la península de Arabia:

Beirut es nuestra última jaima.
Beirut es nuestra última estrella.

Un horizonte emplomado se ha esparcido por el horizonte.
Senderos de conchas huecas… no caminos.
Del océano al infierno,
del infierno al Golfo,
de la derecha a la derecha y al centro
no he visto más que un patíbulo
con una cuerda
para dos millones de cuellos.

¡Beirut! ¿Dónde empieza el camino a las ventanas de Córdoba?
Yo no emigraré dos veces
ni te amaré dos veces.
En el mar, no veo más que el mar…
pero revoloteo por mis sueños
e invoco a la tierra para que sea el cráneo de mi alma fatigada.
Quiero caminar
para caminar
y caerme en el camino
hacia las ventanas de Córdoba.

Beirut es testigo de mi corazón.
De sus calles, emigro, y de mí,
colgado en un poema infinito.
Digo: mi fuego no muere…
palomas en sus edificios,
paz en sus escombros…
Cierro la ciudad como si fuera un libro
y porto la tierra menuda, como un saco de nubes.
Me despierto y, en la ropa de mi cadáver, me busco.
Nos reímos: todavía estamos vivos,
como los gobernantes.
Gracias al periódico que no ha anunciado que yo había caído allí por descuido…
Abro pequeños caminos para el aire, mis pasos y los amigos pasajeros,
el pérfido panadero y la imagen nueva del mar.
Gracias, Beirut de brumas,
gracias, Beirut de ruinas…
Mi alma se ha roto. Lanzaré mi cadáver para que las invasiones me vuelvan a matar
y los invasores me entreguen al poema…
Porto el lenguaje sumiso cual nube
por las aceras de la lectura y la escritura:
«Este mar nos deja sus oídos y sus ojos»
y regresa al mar por el mar.

… Y yo porto la tierra de Canaán, cuyas tumbas se han disputado los invasores
pero no los narradores.
De una piedra nacerá el Estado de gueto
y de una piedra crearemos el estado de los amantes.

Improviso la despedida.
Las pequeñas ciudades se ahogan en expresiones similares,
la herida crece sobre la lanza y se alternan en acompañarme
hasta el fin de este canto…
Desciendo por la escalera que no conduce al refugio ni a las bodas,
asciendo por la escalera que no conduce al poema…
desvarío un poco para que vengan la lucidez y el verdugo…
Grito: natividad, tortúrame para que grite, natividad…
Por las invocaciones, cabalgo hacia Damasco
con la esperanza de tener una visión.
Siento vergüenza del eco de las campanas que me llegan oxidadas,
le grito a Atenas: ¿cómo te puedes derrumbar en nosotros?
Luego, susurro en las tiendas beduinas:
mi rostro no está completamente maduro y mis venas rebosan trigo…
Le pregunto al último islam:
¿en el comienzo fue el petróleo
o la ira?

Deliro. Tal vez parezca extraño a los míos.
Que los poetas se inquieten menos por mi lenguaje
y yo lo limpiaré de ellos y del pasado…
No he hallado en las palabras más utilidad que su deseo
de cambiar de autor…

Adiós a lo que veremos
al alba que nos desgarrará dentro de poco,
a una ciudad que nos retornará a otra ciudad
para que se prolonguen nuestro éxodo y nuestra sabiduría.
Adiós a las espadas y a las palmeras,
a una paloma que volará de dos corazones consumidos de pasado,
a un techo de tejas…
¿El combatiente ha venido por allí,
como un obús en la guerra?
¿Su estallido ha roto las tazas de té en el café?
Veo ciudades en papel armado de reyes y uniformes caqui,
veo ciudades que coronan a sus conquistadores.
Unas veces Oriente es la antítesis de Occidente
y otras es la imagen y la mercancía
de Occidente…
Veo ciudades que coronan a sus conquistadores
y exportan mártires para importar whisky
y las últimas novedades del sexo y la tortura…
¿El combatiente ha venido por allí,
como un obús en la guerra?
¿Su estallido ha roto las tazas de té en el café?
Veo ciudades que cuelgan a sus amantes
en ramas de hierro
y dispersan los nombres al alba…
… Al alba viene el guardián del único ídolo.
¿De quién nos despediremos, salvo de esta cárcel?
¿Qué tienen que perder los prisioneros?

Caminamos hacia una canción lejana,
hacia la libertad inicial
y, por primera vez en la vida, palpamos la belleza del mundo…
Este alba es azul
y el aire es visible y comestible, como los higos…
Ascendemos.
Uno,
tres,
ciento
y mil
en el nombre de un pueblo dormido a estas horas.
Al alba, al alba, concluimos el poema
y ordenamos la confusión en los cajones del alba.
Bendita sea la vida.
Benditos sean los vivos
sobre la tierra,
no bajo el yugo de los tiranos.
¡Viva la vida!
¡Viva la vida!

Luna sobre Baalbek
y sangre en Beirut.
Dime, preciosa, quién te ha convertido
en una yegua de zafiros,
dime quién te ha arrojado
a dos ríos en un ataúd.
Ojalá tuviera tu corazón
para morir en el momento de mi muerte.

… De un edificio sin sentido a un sentido sin edificios, hemos encontrado la guerra…
¿Es Beirut un espejo para que lo rompamos y penetremos en sus fragmentos
o nosotros somos espejos que quiebra el aire?
Ven, soldado, háblame del policía:
¿Has llevado mis flores a la ventana?
¿Has transmitido mi silencio a los que amo y al primer mártir?
¿Tus muertos han muerto en ti por mí y por el mar
o me han atacado y me han arrancado de la mano de una mujer
que preparaba el té para mí y la flauta para los combatientes?
¿La iglesia ha cambiado tras vestir a su obispo con uniforme militar
o ha cambiado la presa?
¿Ha cambiado la iglesia
o hemos cambiado nosotros?

Las calles nos rodean.
Saca a Beirut de Beirut y repártela entre las ciudades.
El resultado: un espacio para el refugio.
Posa a Beirut en Beirut y sácala de las ciudades.
El resultado: una taberna.
… Caminamos entre explosiones
– ¿Nos acostumbraremos a esta muerte?

– Nos acostumbraremos a la vida y al deseo insaciable.
– ¿Conoces a todos los muertos?
– Conozco a los enamorados por sus miradas
y veo a las asesinas satisfechas con sus encantos y sus ardides.

… ¿Nos inclinaremos para que pase la bomba?
Nos acordamos de los primeros días de la guerra.
– ¿Nuestro poema ha sido en vano?
– No, no lo creo.
– Pero entonces, ¿por qué la guerra precede al poema?
– Pedimos a la piedra el ritmo pero éste no viene,
y los poetas tienen divinidades antiguas.

Pasa una bomba. Entremos al bar del hotel Commodore.
El silencio de Rimbaud me encanta,
al igual que sus cartas en las que habla de África.
– Yo he perdido a Cavafy.
– ¿Por qué?
– Me dijo: no te marches de Alejandría buscando otra.
– Yo he encontrado a Kafka dormido bajo mi piel,
adaptado a la túnica de la pesadilla y al policía que llevamos dentro.
– Libradme de mis manos.
– ¿Qué ves en el horizonte?
– Otro horizonte.
– ¿Conoces a todos los muertos?
– Y a los que nacerán…
Nacerán
bajo los árboles,
nacerán
bajo la lluvia,
nacerán
de las piedras,
nacerán
de estallidos,
nacerán
de espejos,
nacerán
de rincones,
nacerán
de derrotas,
nacerán
de anillos,
nacerán
de capullos,
nacerán
del comienzo,
nacerán
de la narración,
nacerán

sin final.
Nacerán, crecerán y los matarán.
Y nacerán, nacerán, nacerán…

Explica lo siguiente:
Beirut (mar-guerra-tinta-lucro)

El mar: blanco o emplomado, verde en abril,
azul, pero si se enfada, enrojece todos los meses.
El mar: se ha inclinado hacia mi sangre
para ser la imagen de los que amo.

La guerra: destruye nuestra obra de teatro para que la representemos sin texto ni guión.
La guerra: memoria de los primitivos y de los civilizados.
La guerra: comienza en la sangre.
La guerra: se acaba en el aire.
La guerra: hace un agujero en nuestra sombra para pasar de una puerta a otra.

La tinta: está destinada a la lengua literal, a los oficiales, a los espectadores de nuestras canciones
y a los que se rinden ante el paisaje del mar triste.
La tinta: hormigas negras o un maestro.
La tinta: nuestro istmo seguro.

El lucro: derivado de la guerra interminable,
desde que nuestros cuerpos se han vestido con el arado,
desde la primera cacería de antílope
hasta la aparición de los socialistas en Asia y en África.
El lucro: nos gobierna,
nos expulsa de los utensilios y de las palabras,
roba nuestra carne
y la vende.
Beirut: zocos en el mar,
economía que destruye la producción
para construir restaurantes y hoteles…
un Estado en una calle o en un apartamento,
un café que, como el girasol, torna hacia el sol,
descripción de la migración y de la belleza libre,
paraíso de los minutos,
un asiento en la pluma de un pájaro,
montañas que descienden al mar,
mar que asciende hacia las montañas,
gacela degollada con el ala de un gorrión
y un pueblo que no ama la sombra.
Beirut: calles en los barcos.
Beirut: puerto para la unión de las ciudades.

Se ha vuelto contra nosotros y nos ha abandonado, dándonos la espalda.
Beirut, traicionará otra nube a los que te miran?
Arquitectura que se amolda a los deseos de las nuevas castas,
musgo de los días entre el flujo y el reflujo,

desechos que vuelan desde los peldaños hacia el trono,
arquitectura de la descomposición y la composición,
mezcla de caminantes por las aceras precediendo al terremoto.
Ha girado volviéndonos la espalda.
Su arquitectura, en línea con el mundo, mira hacia el nuevo mercado
en el que se compra y se vende, sube y baja según el precio del dólar
y del lingote de oro, que sube y baja según el precio de la sangre oriental.
No… Beirut es la brújula del combatiente…
Llevaremos a los niños al mar para que confíen en nosotros…
soberano es el rey nuevo
y la voz de Fayruz, repartida equitativamente entre dos comunidades,
nos guía hacia lo que convierte a los enemigos en una familia
y a Líbano en una espera entre dos etapas de nuestra sangrienta historia.

¿El camino se ha estrechado
y de tus pasos nace la senda, compañero?
– Asediado por el mar y los libros sagrados.
– ¿Es nuestro fin?
– No. Persistiremos como las antigüedades, como un cráneo coronando los días, persistiremos,
como el aire y la mirada de los mártires, persistiremos…
mezclando la noche con la barricada, esperando lo que ignoramos,
ocultando el mundo árabe en un andrajo llamado unidad,
compartiendo la noche:
– Layla no me cree,
pero yo creo a sus pezones cuando se agitan…
ella me seduce por su elegancia al caminar:
caderas de antílope, piernas de gacela, alas de gorrión, resplandor de vela.
Cada vez que la abrazo, llama a las balas perdidas.
– Soberano es el rey nuevo.
¿Hasta cuándo nos divertiremos con esta muerte?
– No sé, pero velaremos por un poeta en el recital.
– ¿A qué partido pertenece?
– Al partido de la defensa de los bancos extranjeros y del asalto al parlamento.
– ¿Hasta cuándo se multiplicarán los partidos y desaparecerán las clases sociales, compañero nocturno?
– No sé.
Pero tal vez te mate o tú me mates a mí
si discrepamos en la definición de la feminidad.
– Ella es la brasa que viene de las piernas,
nos quema.
– Ella es el pecho que respira las olas,
nos ahoga.
– Ella son los ojos que destruyen la génesis del universo.
– Ella es el cuello que se puede beber.
– Ella son los labios llamando al astro salado.
– Ella es lo enigmático.
– Ella es lo evidente.
– Te mataré. Mi revólver está preparado. Soberano es el rey,
el revólver está preparado.
Beirut, forma para la forma,
geometría de las ruinas…

Miércoles, sábado. La vendedora de anillos.
Barrera de inspección. Un pescador. Riqueza.
Lengua y anarquía. Noche del lunes.
Ellos han subido las escaleras
y se han llevado lo que han podido. Quien no es de los nuestros
es del bando de los árabes, de su raza. Ganado.
Martes. Jueves. Miércoles.
Ellos tomaron noventa guitarras y cantaron
en torno al banquete de asado humano.

Luna sobre Baalbek,
sangre sobre Beirut.
Dime, preciosa, quién te ha convertido
en yegua de zafiros.
dime quién te ha arrojado
a dos ríos en un ataúd.
Ojalá tuviera tu corazón
para morir en el momento de mi muerte.

Hemos incendiado nuestras naves y hemos colgado nuestros astros en las murallas.
Nosotros, erguidos sobre las líneas de fuego, proclamamos:
Beirut es una manzana,
el corazón no ríe
y nuestro asedio es un oasis
en un mundo agonizante.
Haremos bailar a la plaza
y casaremos a las lilas.
Hemos incendiado nuestras naves y hemos colgado nuestros astros en las murallas.
No hemos buscado a los antepasados en los árboles de las genealogías,
no hemos viajado fuera del pan puro y de nuestra ropa de barro,
no hemos enviado la fotografía de nuestros padres a las conchas de los lagos antiguos.
No hemos nacido para preguntar: ¿Cómo se ha producido el paso de lo inorgánico
a lo orgánico?
No hemos nacido para preguntar…
hemos nacido sin importar cómo
y nos hemos propagado, como las hormigas por la estera,
luego nos hemos transformado en caballos de tiro…
Nosotros, erguidos sobre las líneas de fuego,
hemos quemado nuestras naves y hemos abrazado nuestros fusiles.
Despertaremos a esta tierra que se ha apoyado en nuestra sangre.
La despertaremos y, de sus células, extraeremos a nuestros muertos.
Lavaremos sus cabellos con nuestras lágrimas blancas,
en sus manos, verteremos la leche del alma para que se despierten
y les rociaremos los párpados con nuestras voces:
Levantaos, seres queridos, regresad a casa,
volved al viento que, de nuestros costados, ha arrancado el sur de la tierra,
volved al mar que no recuerda ni a los muertos ni a los vivos.
Volved de nuevo
porque no hemos seguido en vano vuestras huellas.
Aquí, nuestras naves se han quemado
y no tenemos una tierra, salvo la vuestra, para defender sus curvas y su trigo.
Os defenderemos del olvido, os protegeremos
con las armas forjadas para nosotros con vuestras manos.
Tejeremos para vosotros con un cráneo
y con una rodilla resbalada
porque no tenemos una tierra, salvo la vuestra, en la que clavar nuestros pies…
Volved, que nosotros os protegeremos
«aunque seamos inmolados sobre las piedras».
No abandonaremos la plaza del silencio que ha igualado vuestras manos.
La rescataremos y os rescataremos.
Aquí, nuestras naves se han quemado
y hemos acampado en el viento que, aquí, se ahoga en vosotros.
Y aunque todos los ejércitos de la tierra escalen este muro humano,
no abandonaremos la geografía de vuestra sangre.
Aquí, nuestras naves se han quemado.
De vosotros… de un brazo que jamás nos abrazará,
construiremos nuestro puente en vosotros.
El sol nos ha abrasado,
vuestras cajas torácicas nos han ensangrentado,
vuestros exilios han desgastado nuestras articulaciones
«y aunque seamos inmolados sobre las piedras»
no diremos «sí»
porque de nuestra sangre a nuestra sangre se extienden las fronteras de la tierra.
De nuestra sangre a nuestra sangre se extiende
el cielo de vuestros ojos y el campo de vuestras manos.
Os llamamos
y el eco responde cual patria.
Os llamamos
y el eco responde cual cuerpo
de cemento.
Nosotros, erguidos sobre las líneas de fuego, proclamamos que
no abandonaremos la trinchera
mientras dure la noche.
Beirut es para lo absoluto
y nuestros ojos son para la arena.
En el comienzo, no fuimos creados,
en el comienzo fue el verbo
y ahora, en la trinchera,
aparecen los síntomas de la gestación.

Manzana en el mar, mujer de sangre amasada de arcos.
ajedrez de palabras,
resto del alma, llamada de socorro del rocío,
luna quebrada sobre la mastaba de la noche.
Beirut, amatista que grita ardiendo viva en el dorso de palomas,
sueño que portaremos cuando queramos y colgaremos en nuestros cuellos.
Beirut, azucena de escombros
y primer beso. Panegírico de lilas. Abrigo para el mar y los muertos,
techo para los astros y las jaimas,
poema de piedra, encuentro de dos alondras ocultas en un pecho…
Cielo amargo sentado, pensativo, en una piedra,
rosa sonora, Beirut, voz decisiva entre la víctima y el sable.
Y un niño, perdido en todas las tablas de las leyes
y en los espejos,
que se ha dormido.

(Traducción de María Luisa Prieto)

NOSOTROS AMAMOS LA VIDA
(1986)

Nosotros amamos la vida cuando hallamos un camino hacia ella,
bailamos entre dos mártires y erigimos entre ellos un alminar de violetas o una palmera.

Nosotros amamos la vida cuando hallamos un camino hacia ella.

Robamos un hilo al gusano de seda para construir nuestro cielo y concluir este éxodo.
Abrimos la puerta del jardín para que el jazmín salga a las calles cual hermosa mañana.

Nosotros amamos la vida cuando hallamos un camino hacia ella.

Allá donde estemos, cultivamos plantas que crecen deprisa y recogemos mártires.
Soplamos en la flauta el color de la lejanía, dibujamos un relincho en el polvo del camino
y escribimos nuestros nombres piedra tras piedra. ¡Oh, relámpago! Ilumina para nosotros la noche, ilumínala un poco.

Nosotros amamos la vida cuando hallamos un camino hacia ella.

(Traducción de María Luis Prieto)

LA ÚLTIMA TARDE EN ESTA TIERRA
(1992)

La última tarde en esta tierra cortamos nuestros días
de nuestros arbustos y contamos los corazones que nos llevaremos
y los que dejaremos, allí. La última tarde
no nos despedimos de nada, y no encontramos tiempo para nuestro fin.
Todo permanece en su estado, el lugar renueva nuestros sueños
y a sus visitantes. De pronto no somos capaces de ironizar
porque el lugar está preparado para acoger al vacío. Aquí, la última tarde
gozamos de las montañas rodeadas de nubes. Conquista y reconquista
y un tiempo antiguo que entrega a este tiempo nuevo las llaves de nuestras puertas.
Entrad en nuestras casas, conquistadores, y bebed nuestro vino
de nuestra sencilla moaxaja, porque nosotros somos la noche en su medianoche, y no hay
alba portada por un jinete procedente de la última llamada a la oración.
Nuestro té es verde y caliente, bebedlo. Nuestros pistachos son frescos, comedlos,
y las camas son verdes, de madera de cedro, rendíos al sueño
después de este largo asedio, y dormid sobre el plumón de nuestros sueños.
Las sábanas están preparadas, los perfumes colocados en la puerta y los espejos son numerosos.
Entrad para que nosotros salgamos del todo. Dentro de poco buscaremos lo que
fue nuestra Historia en torno a la vuestra en los países lejanos
y al final nos preguntaremos: ¿Al Andalus estuvo
aquí o allí? ¿Sobre la tierra… o en el poema?

(Traducción de María Luisa Prieto)

NO DESEO DEL AMOR SINO EL COMIENZO
(1992)

No deseo del amor sino el comienzo. Sobre las plazas
de mi Granada las palomas remiendan el vestido de este día.
En las jarras hay vino abundante para la fiesta que nos sucederá,
en las canciones hay ventanas suficientes para que eclosionen las flores de granado.
Dejo el jazmín en su maceta y mi pequeño corazón
en la alacena de mi madre. Dejo mi sueño riendo en el agua
y al alba en la miel de los higos. Dejo mi hoy y mi ayer
en el pasaje hacia la plaza de la naranja donde vuelan las palomas.
¿Soy yo ese que ha descendido a tus pies para que asciendan las palabras
cual luna blanca en la leche de tus noches? Golpea al aire
para que yo vea, azul, la calle de mi flauta. Golpea a la tarde
para que yo vea como entre tú y yo languidece este mármol.
Las ventanas están vacías de los jardines de tu chal. En otro
tiempo sabía mucho de ti y recogía la gardenia
de tus diez dedos. En otro tiempo poseía perlas
en torno a tu cuello y un nombre grabado en un anillo del que surgía la noche.
No deseo del amor sino el comienzo. Las palomas han volado
sobre el techo del último cielo. Han volado y volado.
Quedará después de nosotros abundante vino en las jarras
y un poco de tierra es suficiente para que nos encontremos y la paz arraigue.

(Traducción de María Luisa Prieto)

¿CUÁNTAS VECES TERMINARÁ LO NUESTRO?
(1995)

Contempla sus días en el humo de los cigarros,
mira el reloj de bolsillo:
si pudiera, pausaría su sonido
para aplazar la maduración de la avena.
Él sale de sí mismo agotado, impaciente.
El tiempo de la mies ha llegado.
Las espigas son pesadas, las hoces descuidadas
y el país
se aleja ahora de su puerta profética.
El verano del Líbano me habla de
mis viñas en el Sur.
El verano del Líbano me habla
del más allá de la naturaleza,
pero mi camino hacia Dios comienza
desde una estrella en el Sur…

– ¿Me hablas, padre?
– Ellos han fijado una tregua en la isla de
Rodas, hijo.
– ¿Y qué tenemos nosotros que ver con eso, padre?
– Y se ha terminado todo.
– ¿Cuántas veces terminará lo nuestro, padre?
– Ya se ha terminado. Han cumplido con su deber:
Han disparado con fusiles rotos contra los aviones enemigos.
Hemos cumplido con nuestro deber. Nos hemos alejado de
los acedaraques para no mover la gorra del jefe militar.
Hemos vendido los anillos de nuestras mujeres
para que cazaran pájaros, hijo.

– ¿Pero entonces, padre, nos quedaremos aquí,
bajo el sauce del viento,
entre los cielos y el mar?
– Hijo mío, todo aquí
se asemejará a algo de allí.
Seremos a nuestra imagen y semejanza
por las noches,
y la estrella eterna de la semejanza
nos consumirá.

– Padre, aligérame del peso de tus palabras.
– He dejado las ventanas abiertas al arrullo
de las palomas,
he dejado mi rostro en el brocal del pozo,
he dejado a las palabras charlando a su antojo,
colgadas en el armario,
he dejado a la oscuridad en su noche,
envuelta en la lana de mi espera,
he dejado a las nubes tendiendo sus zaragüelles
en la higuera,
he dejado al sueño engendrando al sueño
y he dejado a la paz sola,
allí en la tierra…
– ¿Estabas soñando en mi vigilia, padre?
– Levántate. Regresaremos, hijo mío.

(Traducción de María Luisa Prieto)

DE UN CIELO A OTRO SEMEJANTE
PASAN LOS SOÑADORES
(1995)

Dejamos nuestra infancia a la
mariposa cuando dejamos
un poco de aceite en los peldaños,
pero olvidamos saludar a nuestra hierbabuena,
olvidamos saludar furtivamente a nuestro mañana
tras nosotros.
La tinta del mediodía sería blanca si no estuviera
el libro de la mariposa en torno nuestro.

Mariposa, fiel a ti misma, sé como
quieras,
antes y después de mi nostalgia.
Deja que sea tu ala y que mi locura viva
conmigo cálida.
Mariposa, madre de ti misma, no me abandones
a la suerte que me destinan.
No me abandones.

De un cielo a otro semejante, pasan los soñadores,
séquito de la mariposa,
portando espejos de agua.
Nosotros podemos ser como anhelamos.
De un cielo
a otro semejante
pasan los soñadores.

La mariposa teje con la aguja de luz
los atavíos de su comedia.
La mariposa nace de sí misma
y danza en el fuego de su tragedia.

Mitad Fénix. Lo que le ha rozado nos roza.
Una semejanza agazapada entre luz y fuego,
entre dos caminos.
No. Nuestro amor no es descuido ni sabiduría.
Siempre así, así… así.
De un cielo
a otro semejante
pasan los soñadores.

La mariposa es agua que ansía volar.
Se escapa del sudor de las muchachas y crece
en la nube de los recuerdos.
La mariposa no declama el poema,
es tan ligera que rompe las palabras
como rompen los sueños los soñadores.

Que esté.
Que nuestro mañana esté con nosotros
y también nuestro pasado.
Que nuestro hoy esté presente en el banquete de
este día,
preparado para la fiesta de la mariposa.
Y los soñadores pasan sanos y salvos
de un cielo a otro semejante.

De un cielo a otro semejante, pasan los soñadores.

(Traducción de María Luisa Prieto)

SIN EXILIO, ¿QUIÉN SOY?
(1999)

Extranjero a orillas del río, como al río… me ata
a tu nombre el agua. Nada me devuelve de mi lejanía
a mi palmera: ni la paz ni la guerra. Nada
me incorpora a los Evangelios. Nada…
Nada brilla mientras sube y baja la marea
entre el Tigris y el Nilo. Nada
me apea del bajel de Faraón. Nada
me tiene o hace que yo tenga una idea: ni la nostalgia
ni la promesa. ¿Qué haré? ¿Qué
haré sin exilio, sin una larga noche
que escrute el agua?

Me ata
a tu nombre
el agua…
Nada me lleva de las mariposas de mi sueño
a mi realidad: ni el polvo ni el fuego. ¿Qué
haré sin la rosa de Samarcanda? ¿Qué
haré en una plaza que bruñe a los rapsodas con piedras
lunares? Tú y yo nos hemos vuelto tan ligeros como nuestros hogares
a merced de los vientos lejanos. Hemos trabado amistad con los raros
seres que habitan las nubes… Nos hemos liberado
del peso de la tierra de la identidad. ¿Qué haremos… qué
sin exilio, sin una larga noche
que escrute el agua?

Me ata
a tu nombre
el agua…
Sólo tú quedas de mí, sólo
yo de ti, un extranjero que acaricia el muslo de su extranjera: Oh
extranjera, ¿qué vamos a fabricar en esta calma
que apuramos… en esta siesta entre dos mitos?
Nada nos tiene: ni el camino ni la casa.
¿Fue este camino así desde el principio,
o acaso nuestros sueños hallaron una yegua
de los mongoles sobre la colina y nos sustituyeron?
¿Qué haré?
¿Qué
sin
exilio?

(Traducción de Luz Gómez García)

TENGO LA SABIDURÍA DEL CONDENADO A MUERTE
(2003)

Tengo la sabiduría del condenado a muerte:
No tengo cosas que me posean.
He escrito mi testamento con mi sangre:
“¡Confiad en el agua, moradores de mis canciones!”.
He dormido ensangrentado y coronado con mi mañana…
He soñado que el corazón de la tierra era mayor que
Su mapa
Y más claro que sus espejos y mi cadalso.
He creído que una nube blanca me
Ascendía,
Como si yo fuera una abubilla con el viento por alas.
Y al alba, la llamada del sereno
Me despierta de mi sueño y de mi lenguaje:
Vivirás en otro cadáver.
Modifica tu último testamento.
Se ha retrasado la fecha de la segunda ejecución.
¿Hasta cuándo?, pregunto.
Esperaré a que mueras más.
No tengo cosas que me posean, respondo,
He escrito mi testamento con mi sangre:

“¡Confiad en el agua,
moradores de mis canciones!”
Y yo, aunque fuera el último,
Encontraría las palabras suficientes…
Cada poema es un cuadro.
Pintaré ahora para las golondrinas
El mapa de la primavera,
para los que pasan por la acera, el azufaifo
y para las mujeres el lapislázuli…
El camino me llevará
Y yo le llevaré a hombros
Hasta que las cosas recobren su imagen
Verdadera,
Luego oiré lo genuino:
Cada poema es una madre
Que busca a su hijo en las nubes,
Cerca del pozo de agua.
“Hijo, te daré el relevo.
Estoy encinta”.
Cada poema es un sueño.
He soñado que soñaba.
Me llevará y le llevaré
Hasta que escriba la última línea
En el mármol de la tumba:
“Me he dormido para volar”.
Y llevaré al Mesías zapatos de invierno
Para que camine como los demás
Desde lo alto de la montaña hasta el lago.

FUENTE
http://www.festivaldepoesiademedellin.org/pub.php/es/Diario/poemas_darwish.html

VENGO DEL AYER . Voz Mercedes Pérez

CANTOS POR FANNY JEM WONG

Cantos

Canto Primero

 

“Lloran Los Poetas”

El jardín de turquesas y amatistas
Agoniza bajo los pies de rameras
Danza sangrienta de infernales entes
Sacudiéndose la sangre de sus furiosas espadas

Sincronización, condensación perfecta
Metales impuros, crueles asesinos
Combate desigual, torrente que arrastra
Corriente de puñales que se clavan por la espalda

Lloran los poetas decepciones
En linfa de crudo hierro y acero
Pretenden doblegarlos ¡Asesinos!
El carácter de sus plumas se revela y lucha

Lo arrastran
Lo hunden
Lo clavan
Lo atropellan
Lo amordazan
Lo patean

Solitario jardín de esmeraldas y jades
Lloran los sauces ríos de sales
Turquesas y amatistas pierden sus luces
Las esperanzas corren hacia las horas muertas

La belleza que oculta bajo cada piedra de mi casa
Será en su momento revelada
No se puede ocultar la luz del sol con un dedo
Podrán arrastrar el honor y la verdad
Hacia páramos fríos y oscuros

Quizás hacer del poeta carne para hienas
Pero las manos del pulidor recuerden… es sabia
Mientras haya vida la rueda del tiempo gira
Acción reacción no podrá ser detenidos

Patrones templados invisibles
Revelaran en el momento justo las verdades
Piedras milenarias pulirán nuevas armas
Y el canto del poeta renacerá de las cenizas

La marca del fuego protege su pluma
Renacerá y pintara nuevos cantares
Se vestirá de fiesta aunque tapien su ventana
Y mostrara el rostro con la frente altiva

Y aunque hoy solo reciba silencio espeluznante
Volverán a brillar las flores de piedras celestes
El canto del alma nunca será acallado
Y volveré a escuchar del poeta sus alabanzas

Entonces podré gritar con toda mis fuerzas
En el jardín de las turquesas,
Amatistas, esmeraldas y jades
¡Renace Poeta!
¡Canta Poeta…Canta!

FANNY JEM WONG
29.04.2006

Canto Segundo

Sacudan El Polvo Y La Miseria

Aquí dentro de mi casa camina hoy la muerte
Secuestrando las almas de mis hermanos
Los espejos muestran rostros distorsionados
Mientras sus cantos son lapidados

Oigo la voz de una conciencia suprema
Que dice: ¡No! ¡Hoy no te comas las ranas!
No comprendo qué sucede en mi casa
Por qué entre hermanos se punzan las llagas

¿Es acaso que el santuario se cae a pedazos?
¿Es acaso solo un castillo de naipes que se desarma?
¿No es la vida ya bastante complicada y dura
Para perderla absurdamente y ensuciarla?

Los muertos solo satisfacen las lenguas
Mientras se frotan furiosos las entrepiernas
¿Por qué no sacudirse el polvo y los cuernos?
¿Por qué aceptar miserias y egoísmos que matan?

Liberen poetas con entereza los cantos celestiales
Destierren los desechos putrefactos de las aguas
No arrastren las flores y la causa por el fango
No hagan leña de los árboles caídos que lloran

No levante espuma verde y grueso esputo
No metan más los dedos en las llagas
Es acaso que nadie comprende que no hay que hacer mal
Porque se cosecha lo que una vez fue sembrado

FANNY JEM WONG
LIMA PERÜ
29.04.2006

“Solo es cuestión de tiempo
Para saber dónde está la verdad
Caerán los velos
Y reconoceremos a los hombres justos”
FANNY JEM WONG
LIMA-PERÚ

(Jemwong)

MI AMIGO JORGE ORTEGA ESCRIBIÓ:

MI AMIGO JORGE ORTEGA ESCRIBIÓ:

 

«Blancos humedales de pétreas ígneas va el guerrero su comisión a defensa. Grita su alma muda en yuxtapuesta marquesina. Traición! Infamia! de horizontes vestida.
Claro de luna que no verá el día, sangre caliente en su entraña constreñida, gime el campo de batalla su lisonja, trepidar olvidado de huesos convencida y va crecida la barba del macilento esperpento, memoria vacía, opulenta, gris de finales convencida, triste despertar va la muerte en cayado, ya cae el guerrero en interminable agonía, cae y se va, se debate y se rebela, pero igual el verbo se hace trizas. Negro recuerdo, negro avenido, espiral de estertor su sangre a borbotón de campo contenida y después no hay después, solo hay antes, y para qué? La náusea es su divisa, la náusea y la nada!, la nausea!, la náusea!… “

Jorge Ortega. Lima, 22 de mayo del 2009 

 

Lenguas De Desolación POR FANNY JEM WONG I

Cita

Trata de YouTube – Lenguas De Desolación POR FANNY JEM WONG I
 

Lenguas De Desolación I

Forman fila, ratas, moscas, cucarachas
Aves carroñeras lánguidas sonrían
Llegan en estampida las grises horas
¡Misioneros mentirosos!….

Contemplen los últimos minutos
Esta es su obra la tierra sucumbe
Es espeluznante esfera de fuego
Graznan agónicos, los últimos demonios negros

El sol se retuerce entre encajes sucios y raídos
Finalmente expira y los viejos templos
se tiñen aturdidos de escarlata llanto
El ataque es dantescofulminante

Caen las temidas bolas de fuego
Pieles nonatas desgarrándo vientres
Vistiéndose de irase desprenden
Sus madres lloran por los secos pechos

Y es ácido el dolor que arrasa las cumbres
Avanza inexorable la bestia
babeando lluvias ácidas y azufre
hambrienta devora los últimos cuerpos rotos
Todas las semillas desaparecen en su boca

Cadenas de mortales garras, destrozan residuos de sesos
entre torbellinos de cenizas, se licuan las vísceras
Avalanchas de depresiones, giran enloquecidas
Las llamas de los infiernos son lenguas de desolación

En éxodo huyen las esperanzas, desfallecen los verdes
Mientras las últimas columnas del reino caen
Dios, ahogándose entre verde esputo, se retuerce de dolor
Toda su creación por la mano del hombre desaparece

FANNY JEM WONG
29.05.07

Los efectos de una guerra masiva serían desastrosos,
no perdamos nuestra humanidad
JEM WONG

(Jemwong)

Posted by FANNY JEM WONG

 

 

Crítica lírica.

Y la vida continúa…, en este patio de locas contradicciones.

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