HABLAR, ESCUCHAR, ESCRIBIR, LEER POR MARCO MARTOS
A menudo oímos que alguna persona pondera alguna de estas actividades como muy importante. Y no se equivoca quien así opina. Lo que se dice menos es que cada una de estas acciones forma parte de algo más complejo: la comunicación y todas tienen el mismo nivel de importancia, son a su manera indispensables. Cada ser humano aprende el lenguaje oyendo a las personas mayores, imitando los gestos y palabras y relacionándolos con la realidad que conocen. La noción de «verde» por ejemplo, necesita de modo perentorio relacionarse con el mundo exterior. Es muy difícil explicar ese «verde» a un niño, sin mostrárselo. Hablar, organizar palabras de forma oral es indispensable en la comunicación, está antes que la escritura. Hay grandes hombres en la historia que no escribieron, lo hicieron sus discípulos por ellos: Sócrates, Buda, Jesús, pero sabríamos muy poco o casi nada de ellos, si no se hubiera escrito sobre ellos. He allí la importancia de la escritura. Hay una sabiduría oral que trasmiten los pueblos, la oralidad permite conversar, ir afinando las opiniones en una comunidad, una familia, un salón de clases, un grupo de amigos, pero gracias a la escritura se pueden fijar conocimientos y trasmitirlos a quienes no están con nosotros. La literatura, esa belleza de la forma de las palabras, en palabras de Aristóteles, se tramite de forma oral en muchos pueblos, pero en la escritura logra importantes logros. Hablar, oír, escribir y leer, son actividades que nos hacen seres humanos en toda su potencia. Quien sepa hablar bien, escuchar con atención, escribir con propiedad y leer con atención, con toda seguridad, sabrá abrirse paso en la vida con mucha habilidad.
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