Marco Martos nació en el entonces Hospital de Belén de Piura. Su padre fue el huancabambino Néstor Samuel Martos Garrido (1903-1973), notable historiador y periodista. Su madre fue doña Rosa Clementina Carrera Ubillús de Martos (1907-1958), dama huancabambina que durante el siglo XX se dedicó a la educación de la niñez piurana.
Realizó sus estudios primarios en el colegio «Salesiano», una institución educativa cuya sede estuvo ubicada en la calle Libertad, frente a la Plaza Merino en la ciudad de Piura. Poco después, cuando pasaba a quinto grado, a petición de él, sus padres lo cambiaron al colegio San Miguel de Piura donde culminó también sus estudios secundarios, sobresaliendo desde entonces en los cursos de letras.
En los años 60, con su llegada a Lima, Marco Martos empieza a vislumbrar su vida poética. Ingresa a estudiar Derecho en la Pontificia Universidad Católica del Perú; pero, impulsado por su vocación literaria, ingresa a estudiar Literatura Hispana en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde conoció a la que sería después su esposa y madre de sus tres hijos, Carmen Castañeda.
Estudió en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en donde luego fue decano de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas. Se graduó como bachiller en Letras en 1972 con la tesis «Darío y Machado: del modernismo a la literatura comprometida» y como doctor en Letras en 1974 con la tesis: «la poesía amorosa de César Vallejo en Los heraldos negros y trilce». Es doctor en Literatura, prolífico autor de obras poéticas. Nuevamente, en el 2010, llega a ser decano de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Sus poemas usan un lenguaje sencillo, irónico y cotidiano para criticar la realidad en la que vive y para referirse a la soledad y al aburrimiento existencial.
En 1967 fue ganador de los Juegos Florales de Poesía de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, y en 1969 obtuvo el Premio Nacional de Poesía José Santos Chocano. Ha participado como jurado en muchísimos certámenes de poesía, entre ellos fue Jurado del Premio Casa de las Américas en (1984).
Actualmente se desempeña como profesor principal de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la UNMSM y director de su Unidad de Posgrado, además es profesor en la Universidad Antonio Ruiz de Montoya.
Su labor académica le ha valido un amplio reconocimiento.
Desde el año 2006 hasta 2014 ha sido presidente de la Academia Peruana de la Lengua.
Marco Martos también sobresalió en ajedrez entre 1960 y 1964. En 1962 en un torneo obtuvo el primer puesto y en 1963 obtiene victorias frente a ajedrecistas chilenos. En ese mismo año el diario La Prensa de Lima sostuvo que era una lástima que Marco se dedicara a la poesía. Más tarde escribiría «Jaque Perpetuo», un poemario dedicado al ajedrez, una de las grandes pasiones de su vida.
En 1969, se presentó a un concurso organizado por La Casa de la Cultura del Perú en donde obtuvo el Primer Premio Nacional de Poesía con su libro «Cuaderno de Quejas y Contentamientos».
El 1 de agosto de 2013, recibe el homenaje principal en la Feria Internacional del Libro de Perú, en el auditorio principal, contando con la asistencia de más de 200 personas entre poetas, amigos, familiares y prensa local e internacional.
- Biblioteca del mar. (Lima: Vicio Perpetuo Vicio Perfecto. 2013)
- Vespertilio. (Lima: Vicio Perpetuo Vicio Perfecto. 2012)
- Vértigo. (Lima: Vicio Perpetuo Vicio Perfecto. 2012)
- Poemario Dante y Virgilio. Iban oscuros en la profunda noche. (Lima: Universidad San Martín de Porres. 2008)
- Aunque es de noche. (Lima: Hipocampo. 2006)
- Dondoneo. (Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos. 2004)
- Jaque perpetuo. (Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú. 2003)
- El monje de Praga. (Lima: Hipocampo. 2003)
- Sílabas de la música. (Lima: LIRSUR. 2002)
- El mar de las tinieblas. (Lima: El Caballo Rojo-Atenea. 1999)
- Al leve reino. (Obra poética 1965-1996) (Lima: Peisa. 1996)
- Cabellera de Berenice. (Trujillo: SEA-Municipalidad Provincial de Trujillo-Casa del artista. 1991)
- Muestra de arte rupestre. (Lima: Instituto Nacional de Cultura. 1990)
- Carpe diem/El silbo de los aires amorosos. (Lima: CEPES. 1981)
- Carpe diem. (Lima: Haraui. 1979)
- Donde no se ama. (Lima: Milla Batres. 1974)
- Cuaderno de quejas y contentamientos (Lima: CMB. 1969)
- Casa nuestra. (Lima: Ediciones de la Rama Florida. 1965)
- Caligrafía China. (Lima: Grupo editorial Peisa. 2014
- Máscaras de Roma. (Lima: Grupo editorial Caja Negra. 2015
- Libro de Animales. (Lima: Callao. 2016
- El Piano Negro. (Lima: Editorial Apogeo. 2018)
- Casa nuestra(3ra edición de colección con manuscritos originales). (Lima: Editorial Casa del escritor. 2018)
- FUENTE : https://es.wikipedia.org/wiki/Marco_Martos
UN POEMA DE MARCO MARTOS AL PORTUGUÉS
MARCO MARTOS·
Propercio compara a Cintia com o mar da tranquilidade
Voce vem das profundidades dos tempos,
lembras as montanhas da lua,
com sua luz ambarina da noite
distribuindo a serenidade.
Voce se move no mundo dos fatos,
levas os pergaminos, os papiros,
a todos os cantos do imperio,
voce é luz, sol, estrela, ouro,
agua do mar da tranquilidade.
SOBRE CÉSAR VALLEJO POR MARCO MARTOS
En las primeras décadas del siglo XX en toda América Latina aparecieron movimientos literarios que eran los abanderados de una renovación, especialmente en la poesía. Los más conocidos e influyentes fueron el estridentismo en México con Maples Arce, el creacionismo en Chile que dirigía Vicente Huidobro, el ultraísmo en Argentina, capitaneado por Jorge Luis Borges, los poetas brasileños de la Semana de Arte Moderno en 1922. Y hubo en el el Perú, un poeta que él solo equivale a esos movimientos literarios: César Vallejo con su libro «Trilce», también de 1922. En 1925 un poeta de Jauja, Clodoaldo Espinoza Bravo escribió «Vallejo hará escuela y será el vallejismo». Y esas palabras, menos conocidas que las de Antenor Orrego, similares, fueron proféticas. Más allá de las modas, pasajeras como lo dice su propio nombre, Vallejo, con las marcas de esas modernidad que no ponía títulos a los poemas, que los numeraba, que intercalaban neologismos con arcaísmos, que incorporaba a la escritura fragmentos balbuceantes de la oralidad, logra, ya en esos años, una poesía honda, conmovedora, intensa, única que ha pasado casi cien años, durando sin marchitarse gracias al fervor de sucesivas generaciones de lectores y críticos, diseminados en todos los rincones del orbe en muchas lenguas. «Trilce» es un libro que divide en dos a la literatura española, en un antes y un después, como ocurre con «Tierra baldía» de Eliot en la lengua inglesa. Y marca el inicio de la sostenida poesía prodigiosa que escribió Vallejo hasta 1938, año de su muerte.
OFIDIO POR MARCO MARTOS
He soñado con una serpiente que moraba en una gran botella,
una diosa congelada, con dos cabezas y dos lenguas punzantes,
tenía el cuerpo blanco que lucía sus esplendores en esos vidrios trasparentes,
moteada de verde y de negro, cuerpo de aceitunas en los vinagres.
Venía mucha gente y le hacía reverencias a la diosa bicéfala.
Pasaban los oficiantes con bandejas que lucían cirios encendidos
y aceites perfumados. Las sacerdotisas recibían los saludos
y el ofidio movía sus ojos diminutos, inquietantes.
En el silencio de la noche, el brujo fumó sus tabacos,
mezcló en la marmita, con mano diestra, los brebajes,
y la pócima llamada soga de la muerte, ayahuasca,
quedó lista para satisfacer a los cófrades. De nada más me acuerdo.
Cuando desperté, encontré escrito este poema.
La letra era mía y los temblores de cada línea.
LA BÚSQUEDA MARCO MARTOS
Parece que busca a una mujer
en todos los municipios de Medellín,
en Caldas, en Envigado, en Sabaneta,
sabe que aquí está la dama de sus sueños,
pero tiene rostro impreciso, entre tantas brumas.
El temor lo invade, tal vez no pueda reconocerla,
tantas bailan cumbia y tienen acento colombiano.
La tarea es inmensa, puede demorar años.
Tal vez sea una científica, bióloga, matemática,
¡Dios sabe! ¡Y nadie puede ayudarlo!
Ahora está en el Parque Berríos,rodeado
de las desconcertantes esculturas de Fernando Botero.
Aparece una muchacha delgada, de insolente belleza.
¿Será ella? ¿Será ella?
EL MILAGRO DEL GATO NEGRO POR MARCO MARTOS·
Casi habla mientras maúlla
ese gato negro que pulula
por las estancias, cuando me espía,
agazapado, en el orgánico vestíbulo,
una selva de objetos raros,
de sillas de mimbre y de plantas,
en la casa de los principios,
allá lejos, entre mamparas y lámparas.
En la boca trae hojas de eucalipto
y se desliza suavemente
por el piso de madera de cedro
y ¡oh milagro! enciende la chimenea
con sus ojos que son carbones
en la tibia noche lóbrega.
En todos los espacios se difumina
un olor a bosque, a humus de la tierra, a lavanda.
Arquea entonces el lomo oscuro y se frota
con afecto animal en mis largas piernas,
sorprendidas, muy sorprendidas y espantadas.
DESPEDIDA DE SERGUEI ESENIN LENINGRADO,HOTEL INGLATERRA, NAVIDAD DE 1925
Suena el acordeón. Parte a la fiesta.
Muchachos se deslizan entre pobos.
Campesinas preparan sus arrobos.
En las nubes la luna sube enhiesta.
Lúgubre, con su ropa bien medida,
Esenin siente música lejana
solo con la cabeza que desgana
en encontrar un verso despedida.
Sobrevivir no es importante, dice,
morir tampoco. Sangre, tinta roja,
se quedan en la cenefa que ya puebla
el opimo banquete que desdice
el triunfo de la vida que lo aloja
mientras lo roe el humo de la niebla.
CARTUJO, LOS LUNES POR MARCO MARTOS
Te pedimos que seas un cartujo,
muy moderado potro de la pampa,
tu palabra nos llueve, nunca escampa,
no hay materia ni dioses sin tu influjo.
Ser tan amigos tuyos es un lujo,
buscamos escaleras y la rampa
para llegar tan alto sin la trampa:
ganar tu voluntad con un orujo.
Te pedimos que seas lo que quieras:
prior de los monjes fuertes de cantina,
esos de pinta fina de gomina
que van a la biblioteca o a las eras.
Solo los días lunes los cartujos
mucho hablan y nos dicen sus embrujos.
CARTA MORAL A LUCILIO. ESCRIBE SÉNECA. (40 D C.)POR MARCO MARTOS
Solitario y débil
el buey viejo
quiere pasto tierno
y los hombres,
no muy diferentes,
somos alimento
diario de la muerte.
Nuestros cocineros
circulando entre los fuegos
preparan manjares para muchos
y los labriegos en Sicilia
y en África, y acaso más allá
del mar de las tinieblas, siembran
hierbas aromáticas, hortalizas y frutales
para alimentar a Roma y a las ciudades
de los cuatro confines
en cada uno de los imperios.
Cada quien defiende con los dientes
su verdad en el foro.
Con discursos y denuestos
los antagonistas se acompañan.
La mujer discute con el marido.
Ambos escuchan el eco
de dos voces y como eso no les basta,
engendran al hijo entre sollozos.
Condición del hombre es estar solo,
vivir lo breve en la incertidumbre.
En cualquier cosa que hagas,
Lucilio, pon tus ojos en la muerte.
Consérvate bueno.
EL ABISMO POR MARCO MARTOS
Si caminas por las calles de Schorndorf con los cabellos mojados,
corres el inmenso peligro de quedarte congelado en los principios de año,
cuando celebras con tu uniforme de cosaco la llegada de la nieve
en medio de la algarabía de los niños que hacen sus muñecos de hielo.
Y si te descuidas un poco más y sales sin abrigo, con tus alardes,
puedes terminar en una clínica respirando con un balón de oxígeno,
pasando de lo sano a lo enfermo en un abrir y cerrar de ojos.
Caminas hacia el abismo y el abismo te desea, eres su alimento,
el más anhelado, si tú no hubieras nacido, el abismo nada fuera,
existe porque lo han creado los seres humanos con su conciencia de ser
lo casi perfecto y acabado. Pero el abismo te abraza
mejor que una novia feliz el día de su boda.
De nada te sirve protegerte, guardar tus cuidados.
Cada día que pasa te vas acercando.
Abajo, en lo más profundo, está Martín, el que lo ha dicho y diseñado.
EL PUENTE DE LA INFANCIA POR MARCO MARTOS·
Hubo un puente que se lo llevó el río
en una de las avenidas del verano.
Fue el año del señor de 1894,
cuando se volvieron verdes los candentes arenales.
Ignacio Merino, el pintor famoso, en París
había acumulado muchos francos. Amenguó
su riqueza, sus grandes billetes, su oro en barras,
y mandó a hacer el puente de duro metal rojo.
Ese fue el puente de mi infancia
en el corazón del siglo XX.
Tenía bancas de metal y de madera,
y en las noches del estío despejadas,
la luna espléndida se detenía en lo alto
bendiciendo a los amantes
que iban inventando el amor eterno.
Todo era lento en ese puente, los viandantes,
que iban y venían de Tacalá a San Miguel de Piura,
el paso de las estaciones que se parecían,
los gritos de los niños inacabables,
la tempestad de la noche con sus grillos.
Todavía el Río Bar permanece calladito,
con sus luces verdes en las madrugadas.
HORMIGAS POR MARCO MARTOS·
Las hormigas están siempre de fiesta,
todos los días, en casa de los enemigos
que las quieren matar.
Tienen hambre, mucha hambre,
y roban mantequilla, azúcar, carne,
cómo les gusta el cuerpo de los grillos,
de los negros escarabajos, de las cucarachas.
Levantan sus laberintos, sus despensas,
las cámaras para las reinas que todo lo merecen.
Nunca ceden al cansancio, ni tienen orgullo individual.
Trabajan para el hormiguero, para los zánganos
que esperan el otoño para emprender
junto con las reinas el soñado vuelo nupcial.
Las hormigas disfrutan yendo y viniendo,
las reinas se van poniendo cada día más bellas
y los machos esperan la muerte,
porque esa es su alegría, besar y acabar.
LÁNGUIDO LICOR POR MARCO MARTOS·
Está César Vallejo Mendoza sentado en un recoveco de la biblioteca,
un lánguido licor lo acompaña, oscuro, áspera fuente del saber.
A su lado Omar Jayyam escancia los ríos de la vid. Guardan silencio los amigos
y súbito empiezan a parlotear. Los gobiernos de los emires son iguales
dice Jayyam y Vallejo replica: dudo, con Descartes dudo, es mi profesión.
Pongámonos de acuerdo en algo musita el persa: la vida pasa y luego nada queda,
absolutamente nada, ni un grano de la arena del desierto. Así es, o así
nos parece que es, admite Vallejo, pero la vida continúa y los testigos
de un tiempo preciso no la vemos. Sí, conviene Jayyam, la vida
se contiene en las esencias que duran poco, pero son eternas,
como la belleza sacrosanta de la mujer. Es verdad dice Vallejo
y se queda moviendo la cabeza, resistiéndose a dormir.
NAUSÍCAA POR MARCO MARTOS·
Tu vienes de las arenas de Homero
y trajiste a nuestras vidas la maravilla.
Te soñé entre el agua verde y cana
y las rocas de la playa,
cuando la aurora de rosáceos dedos
empieza a iluminar la vida de los hombres,
y así permaneces en los ojos
como la llama de la esperanza
que no cede al sufrimiento
y que crece y se multiplica
en el amor de los otros.
Verte me alegra tanto
que me quedo mudo
y te bendigo y hay agua y sal
en mi cara y arena de Homero
que se mezcla en mis papeles.
MUERTE DE NÉSTOR POR MARCO MARTOS·
Se ha ido Néstor.
No hace mucho también se fueron Leoncio y Roberto.
A los tres los recuerdo llevándonos a los churres
a correr como locos por el cauce del río seco,
al tiempo que nos decían por vez primera
el sagrado nombre de las cosas:
sapo, lagartija, chilalo, algarrobo.
Más tarde Néstor me enseñó a leer.
Inventaba para mí los más hermosos cuentos.
Por él imagino a Piura, su ciudad, mi ciudad,
viajando en alfombra voladora.
En las tardes del estío, bajo el sol de fuego,
mi rey vencía al suyo, solo porque él quería.
Fue bueno, como el padre de cualquiera.
Fue bueno. La gente lo sentía.
Y tú mi pequeñín,
mañana cuando crezcas,
ojalá pienses de mí
lo que pienso de tu abuelo.
EL CAMINO DE LA NIEVE POR MARCO MARTOS
El camino de la nieve
El camino de la nieve ¿adónde me llevará?
Imagino una casa de madera,
un fuego moderado y una taza de café.
Pero sobre todo, me encantaría,
Nausícaa, hablar contigo
como lo hacíamos antaño
bajo el árbol de jacarandá.
Marco Martos . Poema de «El libro de animales» que, editado por Cátedra Vallejo Zuzú, la onza
Te vi con tus pasos de terciopelo de onza,
deslizándote silenciosa en el empedrado,
yendo de grupo en grupo, levantando sonrisas
entre todos los animales que no sabían que existen
hembras tan finas, preciosas, delicadas,
que son el extremo de la belleza en el bosque.
En las ciudades es más raro ver onzas de piel moteada,
y observarte, por lo tanto, sonriente entre los hombres.
Pero tú hablas y tu voz es tan precisa
que parece dicha por una actriz en un gran teatro.
Entonces los muchachos te hacen zalemas
y estallan los aplausos a tu paso.
Los más audaces te entregan ramos de rosas rojas
que tu amplia sonrisa agradece.
Tú has nacido para traer alegría a la gente,
estando en algún patio o escenario preciso,
necesitas apenas hablar para llenar los silencios
de la ternura que nace de tu hermosura.
Quien te vio un día a fines de un verano,
te sigue viendo y admirando en todas las estaciones.
LA BAHÍA DE ILO POR MARCO MARTOS.
Pasaría todos los días de mi vida
contemplando la bahía de Ilo,
en el sur del Perú, descubriendo bondades.
Hay un momento intenso en la mañana:
el cielo se apelmaza con el mar en una divina cópula
y se distinguen dos azules de maravilla debajo
de una montaña de luz que alegra los corazones
y las almas de las mujeres y de los hombres.
Peregrino de tantos mundos bendigo la belleza
de estas aguas tranquilas de ribazos y oquedades.
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