Tarde del verano
Buda preside nuestros sentimientos
En la tarde magnífica del verano.
Hemos conversado sin parar horas
De horas y una mansedumbre divina
Ha puesto paz en nuestros corazones.
Soñamos con Edo, la antigua capital
Del Japón, y es Zen lo que pensamos,
Una luz que no se apaga nunca y es
Nuestra guía en los senderos escarpados.
Que fortuna la mía, compartir
Una porción de la viva historia
De dos mujeres que son símbolo
De la vida misma y del mundo.
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